Columnas

La ética, ¿dónde está?

La ética estudia el accionar humano para promover los comportamientos deseables, determinando por tanto, cómo deben actuar los miembros de una sociedad.

Según la Real Academia de la Lengua Española, prioridad tiene su origen del latín prior (“anterior”). La prioridad hace referencia a la anterioridad de algo respecto de otra cosa, ya sea en tiempo o en orden. Aquel o aquello que tiene prioridad se encuentra primero en comparación con otras personas o cosas.

La legislatura siempre ha sido objeto de observaciones ante su accionar por parte de la ciudadanía, afianzando la imagen de que los nuevos legisladores son peores que los anteriores, lo que deja en mal predicamento a la clase política nacional, con lo cual, los partidos y movimientos políticos han pasado, en la práctica, a ser cuasi ligas ‘amateurs’, cuyo objetivo principal, en cuanto a la oposición se refiere, es entorpecer cualquier propuesta del Ejecutivo y buscar cualquier pretexto para tumbarlo, dejando de lado lo urgente, que es crear las leyes que permitan recuperar los dineros robados al erario nacional, producto de la corrupción y sobreprecios durante los gobiernos de la revolución ciudadana; así como legislar reformando el Código Orgánico Integral Penal, para que los beneficios, tales como el arresto domiciliario, etc.; solo quepan si han devuelto los fondos producto de la corrupción. La recuperación de dichos fondos son vitales para inyectar recursos para que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, cumpla con el pago de las pensiones a los jubilados y el pago por las atenciones médicas de salud a los afiliados de la Seguridad Social, atendidos con recursos propios de los prestadores privados de salud, con convenio con el IESS, institución que no es ajena a la práctica de actos poco éticos que rayan en lo ilegal, como el caso del anatocismo, que es el cobro de interés sobre interés.

Si bien es cierto que es urgente recuperar los fondos robados y que la prioridad es acabar con la corrupción, la complicidad y el cinismo, cabe preguntarse, referente al proceder del IESS, ¿y la ética dónde está?