Apología del delito

Eliminar dichos artículos sería dar carta abierta al vandalismo y su argumento, apología del delito
La protesta social y el vandalismo no son lo mismo. El medio por el cual se expresan opiniones y se evidencian los problemas que afectan el ejercicio de los derechos colectivos o individuales es protesta social. No se la debe confundir con el movimiento social. La primera puede surgir de manera espontánea, no de un movimiento social. Los movimientos sociales son grupos organizados para defender o promocionar una causa de manera planificada, coordinada y sostenida; procuran el cambio social. Ejemplo de movimientos sociales: los convocados por la Conaie.
Ahora bien, los hechos de octubre del 2019 por ejemplo, no pueden ser considerados protesta social. Si la convocatoria surgió como movimiento social, por el llamado de los gremios sindicalistas, transportistas y el indigenado, los tres días en que la sociedad vivió asediada por actos de barbarie y la fuerza pública desbordada e ineficiente ante los mismos, padecimos vandalismo (actos delictivos), como la toma e incendio del edificio de la Contraloría en Quito, penalizado por el art. 346 del Código Integral Penal (COIP), al manifestar: “La persona que… se tome por fuerza un edificio o instalación pública, será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años”. Igual situación y pena recoge el art. 204 del COIP, aumentando la pena de 3 a 5 años si se trata de la utilización de fuego para la destrucción o daño a la estructura de un bien inmueble privado, lo cual se encuadra en el incendio de las instalaciones de Teleamazonas.
La retención de elementos policiales y militares, atentar contra la vida de un periodista, no se encuadran en los conceptos de movimiento o protesta social; son delitos, y el delito “no es un derecho” y menos aún a ser protegido.
La oposición a los tres artículos que tratan del uso progresivo de la fuerza pública, en las manifestaciones, bajo la “justificación”, por los asambleístas de Pachakutik, de que se estaría reprimiendo e impidiendo la “protesta social”, no tiene justificación. Eliminar dichos artículos sería dar carta abierta al vandalismo y su argumento, apología del delito.