Columnas

Angustias y esperanzas

"Se discute si lo prioritario es mantener el aislamiento o reanudar actividades. No se trata de anteponer una u otra opción, ambas son complementarias, las dos son indispensables: proteger la salud y trabajar".

El ser humano en su ontología existencial vivió históricamente angustiado entre el afán de vivir y el temor a dejar de ser. En el esplendor del filosofar griego (siglo V a. C.), existieron seguidores de la tragedia humana promovida por Dionisio, frente a la racionalidad alentada en el ágora ateniense por Sócrates y sus discípulos. El gran dramaturgo y poeta inglés Shakespeare (siglo XVI), dedicó su producción literaria a describir el dilema de ser o no ser. En la modernidad muchos filósofos reflexionaron sobre las preocupaciones provocadas por la angustia y su mejor reconstituyente y antídoto: la esperanza.

Actualmente la humanidad vive el drama de supervivir frente a la pandemia del coronavirus. Se discute si lo prioritario es mantener el aislamiento o reanudar actividades. No se trata de anteponer una u otra opción, ambas son complementarias, las dos son indispensables: proteger la salud y trabajar como único medio de subsistir individual y colectivamente.

Los gobiernos nacional y seccionales tienen que planificar y coordinar acciones. El desafío no es qué hacer, eso lo entienden todos; el problema es cómo hacerlo, sin desatar un contagio masivo. Ha faltado emprender una campaña masiva de carácter didáctico para concienciar claramente el comportamiento social. Los “adultos mayores” que tienen más conciencia de sus actos, han sido condenados a reclusión hogareña forzosa, sindicados de ser personas de mayor riesgo; tendrán que esperar ser liberados para salir a trabajar o reunirse con familiares y amigos. Lo importante es que todos seamos solidarios pensando especialmente en no contagiar a los demás

A esta planificación y coordinación de acciones los COE deben convocar a los sectores productivos: agropecuario, pesquero, turístico, industrial, artesanal, comercial, servicios, para unir esfuerzos e ideas, y construir un futuro inmediato con menos tensiones económicas y laborales. Es el momento de abandonar la palabrería hueca que no conduce a ninguna parte.

Hay buenas noticias, la naturaleza que nos cobija a todos está convaleciendo, está respirando mejor.