Guayaquil se hundirá sin ONG

"Están enfrentando dificultades para acceder a sus fuentes de financiamiento, sean estas internacionales, nacionales, locales, públicas o privadas, o de la ciudadanía"
En el año del Bicentenario, nuestra ciudad, referente de solidaridad social, se organizó más formalmente desde 1888 para atender a los más necesitados con la visión y generosidad de burgueses, grupos religiosos, clase media y pobres. Sin esperar aportes del gobierno central, generó una poderosa red de instituciones. No era perfecta ni resolvió todos los problemas, pero enfáticamente me permito preguntar: ¿qué habría sido Guayaquil sin ellas? ¿Qué habría sido de los otros compatriotas que siempre tuvieron las puertas abiertas para sus servicios?
Hoy la COVID-19 mata, empobrece rápidamente y además muchas de las organizaciones de la sociedad civil (ONG), de manera particular aquellas que proveen bienes y servicios públicos a las personas y grupos más vulnerables de la sociedad, están siendo afectadas dramáticamente y en riesgo de limitar los servicios que ofrecen y en muchos casos de cerrar. Están enfrentando dificultades para acceder a sus fuentes de financiamiento, sean estas internacionales, nacionales, locales, públicas o privadas, o de la ciudadanía. La situación está convirtiéndose en un problema público que requiere una solución, pues en este momento es absolutamente necesario que todos los sectores de la sociedad, el Estado, el sector privado y la sociedad civil, los medios de comunicación, respondan a las necesidades de protección social, salud, educación, medios de vida, reactivación económica de los hogares más pobres.
Niños y niñas con discapacidad, adultos mayores con enfermedades catastróficas o en etapa terminal, niños y niñas en situación de calle, mujeres víctimas de violencia de género, niños y niñas menores de cinco años con desnutrición crónica, hogares cuyas cabezas de familia perdieron sus empleos, inmigrantes, requieren con urgencia una respuesta. Una manera eficaz de lograrlo es con la participación de las organizaciones de la sociedad civil y sus organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro.
Y para terminar, las ONG, a ponerse las pilas, capacitarse y desarrollar resiliencia organizacional.
¡No las dejemos morir!