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¡Basta ya!

Avatar del Luis Sarrazín

¿Será necesario acaso que el 94 % de los ecuatorianos restantes salgan a las calles y de manera irresponsable generen desorden para ser escuchados?

Parece que el Gobierno y el presidente de la República, deslumbrados por los placeres y bonanza de sus feudos y completamente obnubilados por esos deleites, olvidaron la existencia de millones de ecuatorianos esperanzados en que algún día serán suyas algunas de las reivindicaciones que añoran y que hasta ahora han sido solo promesas de los pinochos de la política, que no se cumplen, o documentos notariados que nunca se respetan.

Absortos, leemos lo bien que avanzan las mesas de trabajo organizadas a consecuencia del último paro, en donde con mucha diligencia, apertura mental y amplia generosidad, deliberan los delegados del Gobierno con sus interlocutores, los indígenas de la Conaie, Feine, Fenocin y otros, que representan apenas cerca del 6 % de ecuatorianos, bajo la tierna mirada de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, que avala el proceso.

Es así que al momento quedan al parecer solo 4 mesas para terminar el diálogo y pese a todo lo logrado, uno de los dirigentes indígenas con total desparpajo, irónicamente manifestó que las movilizaciones no estaban descartadas.

Paradójicamente resulta que, de la manera más arbitraria, absurda, desigual e injusta, los logros de estas conversaciones se nos aplicarán a todos los ecuatorianos, que siendo mayoría, jamás fuimos convocados a conversar con las autoridades para hacerles conocer nuestros deseos y aspiraciones.

¿Será necesario acaso que el 94 % de los ecuatorianos restantes salgan a las calles y de manera irresponsable generen desorden para ser escuchados?

¿Será acaso que el Gobierno al contemplar nuestro respeto no solo a lo constituido, sino a la propiedad privada y a la seguridad de nuestros compatriotas, nos ha visto la cara de imbéciles castrados que carecemos de la fortaleza, carácter y energía suficientes para luchar por lo nuestro?

Un gobierno debe caracterizarse por atender igualitariamente a sus ciudadanos en la medida de sus prioridades y disponibilidades presupuestarias. Resulta intolerable que las minorías sean las que controlan las mayorías que deben ser escuchadas y atendidas.

Y sigo andando…