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La cereza del pastel

Avatar del Lourdes Luque

"...un pugilato que pone en riesgo la legitimidad democrática de la más importante elección de los últimos tiempos, dadas las crisis sentidas"

Leyendo el libro Hombres y mujeres velasquistas, 1934-1972, de Ximena Sosa, (2020) comprendemos por qué la autora pone la raíz de toda la debilidad institucional del Ecuador en el populismo desarrollado por el velasquismo. Para Ximena, la forma de hacer política de nuestro país es herencia de esa marca de lo importante que es el caudillo, no el partido, no el sistema, no la institucionalidad. Así hemos venido sufriendo caudillo, tras caudillo, sin que el país haya podido generar una institucionalidad que le permita su desarrollo. Traigo esa parte de su libro, porque es importante la historia, para no seguir cometiendo los mismos errores una y otra vez.

Justamente una muestra de esa debilidad está en lo que estamos viviendo hoy. Lo único que nos faltaba es que cuando faltan solo 30 días para las elecciones tengamos que soportar los ecuatorianos la más macabra señal de debilidad institucional, cuando las autoridades electorales, Tribunal Contencioso Electoral y Consejo Nacional Electoral, se enfrentan en un pugilato que pone en riesgo la legitimidad democrática de la más importante elección de los últimos tiempos, dadas las crisis sentidas. Lo único que no necesitábamos, a más de la crisis económica, social y de salud, es otra crisis política, impulsada por la irresponsabilidad de algunos, e intereses económicos de otros.

Ya no debería llamarnos la atención que el expresidente George W. Bush de los Estados Unidos haya dicho, antes de ayer, al ver el caos del Capitolio: "Así se disputan los resultados electorales en una república bananera", comparando el caso de la salida de Trump, con nuestra caótica forma de hacer política.

Un llamado que todos debemos hacer urgentemente a los presidenciables: ¡Señores, por favor!, fortalezcan la institucionalidad, faciliten que las autoridades electorales, judiciales, legislativas, trasciendan los intereses inmediatos, formen partidos políticos sólidos; no podemos seguir teniendo politiqueros de garaje, que sacan sus marcas al mejor postor. Está visto que esta forma de hacer país, ya no es viable y a la mayoría nos da asco.