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Lourdes Luque | Tejido social hecho trizas

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Presidente, escuche, llame a un gran acuerdo para la recomposición de una cultura de la paz

Hace muchos años, los sociólogos acuñaban el concepto de capital social, agregándolo a factores como el capital natural, el capital humano, el capital productivo. Así, en esa era del capitalismo se podía determinar si una nación era próspera o no midiendo sus diferentes capitales.

Para medir el capital natural, entonces era sencillo. Estaban los indicadores de biodiversidad por hectárea, o la cantidad de recursos hídricos, o las bellezas naturales, para poder lograr el bienestar de sus habitantes. Para su capital humano valían las variables de educación, cultura, empleabilidad, hasta desarrollar el Índice de Capital Humano que usa el sistema ONU, por medio del cual mide a los países y al capital productivo. El más medido de todos, y el más común, es el PIB o producto interno bruto.

Por eso la trascendencia de los escritos de Robert Putnam, profesor de Harvard, quien destacó la importancia de tener sociedades inclusivas, organizadas en torno a una fuerte sociedad civil basada en la confianza social, la conciencia cívica y el capital social.

Para Putnam el capital social abarca las relaciones personales, los compromisos cívicos y las redes sociales, así como las normas y valores sociales que configuran un comportamiento aceptable. No hay sociedades prósperas sin un gran capital social.

Basado en las grandes rupturas de narcoviolencia en México y en Colombia, muchos sociólogos desarrollaron la concepción de que la única vía para salir de esas crisis está en recomponer el tejido social. La propuesta de los teóricos es usar la memoria histórica que nos recuerde qué es lo que nos unía cuando creímos que éramos una isla de paz y respondernos juntos cómo incidir todos en el rescate de esos valores compartidos a través de las familias, las iglesias y la sociedad civil.

¿Por qué el Gobierno nacional no convoca a la sociedad civil organizada? Presidente, escuche, llame a un gran acuerdo para la recomposición de una cultura de la paz, que compita con la cultura de la muerte a la que día a día se enfrentan nuestras familias. Seguro que será ovacionado por eso, y es oportuno, pues mayo es el mes de las madres, es el mes de María.