Columnas

El embargo de Estados Unidos a Cuba

Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se deterioraron con la llegada al poder de Fidel Castro el 1 de enero de 1959. Inmediatamente se decretó la primera ley que dio comienzo a la expropiación de grandes zonas agrícolas en la isla; muchas pertenecían a empresas estadounidenses. EE. UU. advirtió que no aceptaría expropiaciones sin compensación y rechazó el pago de bonos al 4 % anual, reembolsables en veinte años.

El gobierno de Dwight Eisenhower rompió relaciones diplomáticas con Cuba el 3 de enero de 1961 para, días después, suspender el comercio con la isla.

En 1962 Cuba fue expulsada de la OEA. La decisión fue tomada mediante Resolución VI, adoptada en la octava cumbre en Punta del Este (Uruguay), el 31 de enero de 1962. Como anécdota, cuando fui nombrado embajador en la OEA, el presidente Velasco Ibarra me dio la consigna de pedir que se levante la sanción impuesta a Cuba.

En 1996, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley Helms-Burton, que eliminó la posibilidad de hacer negocios dentro de la isla o con el gobierno de Cuba por parte de ciudadanos estadounidenses. En 1999 el presidente Bill Clinton amplió el embargo comercial. No obstante, en el 2000 autorizó la venta de ciertos productos humanitarios a Cuba. Durante décadas, la política de embargo económico ha sido defendida por sectores del exilio cubano, cuyos votos han sido cruciales en el estado de Florida.

El 17 de diciembre de 2014, los presidentes de EE. UU. y de Cuba, Barack Obama y Raúl Castro, acordaron mejorar las relaciones políticas, sociales y económicas entre ambos países. Pero en el mandato de Donald Trump quedaron sin efecto los acuerdos logrados por Obama y Castro. Los motivos: los ingresos del turismo y otras fuentes eran manejados en beneficio de los militares cubanos y sus relaciones con Venezuela.

Con la llegada de Joe Biden a la Presidencia, las cosas serían distintas y se esperaba que las relaciones con Cuba mejoren. Pero Biden lo había dejado claro durante su campaña presidencial: Cuba no es prioridad de su administración. Solo prometió revertir algunas de las severas medidas de Trump contra la isla, que “han infligido daño al pueblo cubano y no han hecho nada para promover la democracia y los derechos humanos”, promesa que hasta ahora se cumple.

Consideramos que el embargo le es útil al gobierno de Cuba, lejos de perjudicarlo, pues le permite culpar a Estados Unidos de sus fallas. Esa actitud tomaron los hermanos Castro y la mantiene el actual secretario general del Partido Comunista, que preside el gobierno. De todos modos, ya es tiempo de que siga el ejemplo de China: que abra los negocios y se declare un país con un sistema capitalista de Estado.