Premium

Juan Carlos Holguín: Kendry y la ejemplaridad del fútbol

Avatar del Juan Carlos Holguín

El fútbol tiene un impacto enorme en el orden público y por eso en cada aspecto de su desarrollo se requiere ejemplaridad

En un país donde generalmente estamos plagados de noticias negativas, el deporte de alto rendimiento y el fútbol específicamente, han sido elementos de esperanza y símbolos de unidad por el impacto positivo que generan en la sociedad ecuatoriana.

Por esta razón es decepcionante ver las imágenes que se difundieron la semana pasada en las que Kendry Páez, un adolescente de solo 16 años, aparecía en un burdel junto a los ‘experimentados’ -y adultos- jugadores Gonzalo Plata y Robert Arboleda, a horas de disputar un partido amistoso contra Italia.

El problema no es que siendo menor de edad haya ingresado a un lugar de manera ilegal, sino la carga que tiene Kendry en sus espaldas -buscada o no- de ser un ejemplo para toda una generación que ve en él la esperanza de que se puede tener un futuro más allá de las injustas realidades en las que nacen la mayoría de niñas y niños en nuestro país. Pero sobre todo, la responsabilidad es de sus entrenadores, compañeros y dirigentes, de proteger a quienes aún se están formando.

Hace pocos meses el mundo del fútbol a nivel mundial se sorprendía del costo de la transacción de Moisés Caicedo, otro chico que pertenece a esta generación y que logró salir de la peligrosa Santo Domingo hasta la Premier League. La Isla Trinitaria, donde nació Páez, y Santo Domingo, son dos de las locaciones donde las bandas narcocriminales han captado la mayor cantidad de niños y jóvenes.

No en vano, hace unos días un dirigente de Independiente del Valle mencionaba que su mayor desafío es competir con las pandillas en esos lugares, pues mientras hay proyectos que buscan desarrollar a la niñez y adolescencia a través del deporte, las bandas buscan integrar a esos niños y jóvenes a sus operaciones criminales.

Como sociedad no se trata solamente de analizar el talento de Kendry o el éxito de su transferencia temprana al Chelsea inglés. Tampoco el que a pesar de una actitud no deportiva, los jugadores llegaron a tiempo a su concentración o jugaron bien un partido. Debemos considerar la ejemplaridad pública como indisociable en el esquema de gobierno dirigencial.

En un país como el Ecuador, donde por aspectos culturales, históricos y antropológicos, no tenemos un proyecto nación, el fútbol ha sido constantemente, desde la década de los 90, una herramienta de unificación y generación de orgullo nacional. Por eso, si aprovechamos las condiciones físicas, geográficas o deportivas de nuestro país, sumado a un modelo ejemplar de unificación de visión entre la Selección y los clubes, podríamos tener la construcción de una impronta global.

El fútbol tiene un impacto enorme en el orden público y por eso en cada aspecto de su desarrollo se requiere ejemplaridad. Discutible o no, el deporte es un elemento fundamental en nuestras sociedades.

Por eso, para proteger el desarrollo de futbolistas como Kendry Páez y que su historia y trayectoria sean símbolo para los que vienen detrás, se debe sancionar drásticamente a los que lo guiaron de forma negativa. Plata y Arboleda no deben ser parte de un proyecto ejemplar. Solo así entenderemos que más importante que ganar un partido o incluso una Copa América, es aquello que dejamos en el camino: un legado.