Juan Carlos Holguín | Honduras: nueva derrota para el Grupo de Puebla
Lo cierto es que el Grupo de Puebla sigue desgranándose. Ahora tocó que Honduras inicie una nueva etapa
La elección presidencial de Honduras del pasado día domingo ha significado una nueva derrota para el Socialismo del Siglo XXI y su Grupo de Puebla, que deja a Colombia, México, Cuba, Nicaragua y Venezuela como los únicos espacios que ayudan a financiar su proyecto político.
El resultado adverso de la candidata de Xiomara Castro, amiga personal de líderes que han sido sentenciados por corrupción en otros países, como Rafael Correa, Evo Morales o Cristina Fernández de Kirchner, significa un duro golpe a esos personajes, quienes eran ‘asesores’ del régimen hondureño, percibiendo ingresos de las arcas públicas de ese país.
Aunque el margen entre los candidatos conservadores Nasry ‘Tito’ Asfura y Salvador Nasralla terminó siendo muy estrecho, lo claro fue el contundente mensaje del pueblo hondureño contra el oficialista partido Libre, castigando así las políticas del expresidente Manuel Zelaya y Xiomara Castro.
Sumado a lo sucedido en Bolivia hace unas semanas, es evidente el viraje del péndulo en varios países contra el proyecto ideológico que fue gravitante en la región entre el 2000 y 2020, después del triunfo de Hugo Chávez en Venezuela.
El Grupo de Puebla es el heredero del denominado ‘Foro de Sao Paulo’ y se compone, en su mayoría, de líderes, instituciones y asociaciones de izquierda que, detrás de una fachada progresista, atentan sistemáticamente contra la democracia en América Latina y escudan su corrupción en conceptos como el ‘lawfare’.
Para el Grupo de Puebla, la exigencia de una actitud indulgente hacia los regímenes cubano y venezolano ha sido su piedra angular.
Aunque en un principio actuaron siempre en bloque y con mucha disciplina, el burdo fraude de Maduro en 2024 obligó a Lula da Silva a alejarse de la defensa acérrima de la narcodictadura venezolana.
Los miembros del Grupo de Puebla han buscado aprovechar ciertas narrativas para tapar sus propios pecados. Ha sucedido con Correa, con Glas, con Alberto Fernández, con Evo Morrales, e incluso ahora con Pedro Sánchez y la gente de Podemos en España.
En nuestra región, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, va quedando aislada en el panorama regional, junto a las narcodictaduras venezolana y nicaragüense, y al polémico gobierno colombiano de Gustavo Petro. Lula da Silva y Boric han sido más pragmáticos en sus funciones. Sobre Chile, se espera el viraje próximo a través del casi seguro triunfo de Kast en estos próximos días.
Al otro lado del océano, los amigos del Grupo de Puebla tampoco lo tienen fácil: el expresidente español Zapatero se encuentra en el medio de una polémica pues su nombre ha aparecido en las investigaciones de corrupción entre funcionarios españoles con Venezuela.
En las mismas investigaciones también se encuentran otros miembros del Grupo de Puebla, como Iñigo Errejón o Pablo Iglesias, cuyas fundaciones cobraron mucho dinero del Ecuador de Correa, la Bolivia de Morales, la Venezuela de Maduro y la Honduras de Zelaya y Castro.
Lo cierto es que el Grupo de Puebla sigue desgranándose. Ahora tocó que Honduras inicie una nueva etapa y que sus miembros pierdan otro generador de recursos más.