América Latina en crisis

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A este panorama gris se suma una debacle política, traducida en una quiebra de la legitimidad del poder.

América Latina termina el año con señales de agudización de una crisis múltiple. En lo económico, el despunte ocurrido en algunos países como Chile (hasta no hace mucho un modelo a seguir), no son sino muestras de un fenómeno que se extiende por la región, dejando hasta ahora como puntos de preservación a Panamá y Perú, más por razones de conveniencias financieras en el primer caso, y por motivos de ajuste de duración incierta en el segundo. En suma, a la tendencia de acumulación del capital y de exclusión de oportunidades para amplias capas de la población, la recuperación de los aparatos productivos se aleja cada vez más de las expectativas.

A este panorama gris se suma una debacle política, traducida en una quiebra de la legitimidad del poder, en el aumento del descrédito de las organizaciones político-partidarias y en el desgaste de los liderazgos clásicos. Esto no ocurre solamente con las experiencias populistas que han asolado a varios países de la región sino además con aquellas que surgieron como alternativas de ese modelo. Veamos algunos casos. 

Venezuela ocupa un lugar predominante como muestra de esta descomposición. Un régimen que ha destruido la economía de esa nación, ha perseguido con saña a los opositores, ha expulsado a 4 millones de sus habitantes; que participa en el manejo sucio de capitales y se ha asociado con el narcotráfico internacional. Por el lado de la derecha el caso de mayor notoriedad es el de Brasil, en el que Bolsonaro, sujeto cavernícola y de abierta orientación fascista se propone borrar cualquier manifestación opositora y emprende un agresivo atentado contra la naturaleza en la Amazonía. Y los casos sobran. Nicaragua, con un “somocismo” liderado por Ortega, corrupto, represivo e irrespetuoso de los derechos humanos, Bolivia en una situación incierta y no exenta de truculencias y trampas. México, con un presidente que ve desgastada su legitimidad por un comportamiento lejano a las soluciones concretas, y muchos etcéteras más.

¿Y Ecuador? Un caso del que hablaremos pronto.