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Arrimar el hombro

Avatar del Jorge Jalil

¿Esto es arrimar el hombro? No. Me parece que el sacrificio que piden de los ciudadanos formalizados, que sí pagamos impuestos, es mucho más duro que eso

Hace ya diez años un profesor en el colegio (liberal, claro) nos enseñó una hipótesis, a mi parecer muy acertada, sobre la eficiencia del gasto que distinguía el dinero de quién y para quién se usaba: usar el dinero de uno para gastar en uno mismo, la forma más eficiente; y por otro lado gastar el dinero de otros, en otros, la menos eficiente de todas. Por lógica básica y por naturaleza humana, cuidamos menos cómo se gasta el dinero de otros en necesidades de otros. Esto bajo ningún concepto llama a una rebelión fiscal ni a una desconfianza total en el Estado, solo que dado esto, y aquello en lo que el presidente creyó desde que empezó a recorrer el país, resulta paradójico el escenario al que nos enfrentamos ahora, pues por el ministerio de la ley se aprobó una reforma tributaria que no solo castiga a los negocios y personas a los que, luego de haber atravesado por crisis graves, se les pide un porcentaje de su patrimonio (un patrimonio que ya pagó impuestos y que no representa renta). Sino que también hay un recálculo del impuesto a la renta de personas que ganan $ 2.000 mensuales en adelante (no les gusta llamarlo aumento), de tal forma que sus deducciones por gastos quedan prácticamente en nada. Ni el colegio, ni los pañales, ni los alimentos, ni la ropa, ni las medicinas van a alcanzar para que no pagues una fracción muy considerable de tu ingreso al fisco (teniendo en cuenta lo que dije antes sobre el gasto del dinero de otros). ¿Esto es arrimar el hombro? No. Me parece que el sacrificio que piden de los ciudadanos formalizados, que sí pagamos impuestos, es mucho más duro que eso. Y, ¿a cambio de qué? No están reduciendo el tamaño del Estado, no toman en consideración que un petróleo que se presupuestó en $ 56 hoy sobrepasa los $ 90, ni se ve una estrategia para optimizar los gastos del Estado y que aquello que pagamos de verdad represente un beneficio de contraprestaciones estatales de calidad. Queremos ser un país nórdico con las viejas prácticas de un país sudamericano, cargando a los ciudadanos y a las compañías que producen con el costo de aquellos que nunca cuidaron las arcas del Estado y nos dejaron endeudados