Entre pos o post y otras confusiones

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¿Quién puede decir qué es uno y cuál es la otra? El que tenga el poder de hacerlo. AMLO en las Matutinas.

Pos y “post” significan efectivamente lo mismo, decía en 2005 el Diccionario panhispánico de dudas: “detrás de” o “después de”. Solo que el primero se utiliza como prefijo para la mayoría de palabras, las que no comienzan por la letra “s”. Posmoderno por ejemplo. El segundo se antepone a las palabras que empiezan por s, pero también se acepta para aquellas grafías que conservan la forma etimológica post: por ejemplo, postdata.

El problema no está tanto en el uso sino en la experiencia de la que pretende dar cuenta. Y en esa hipoteca a la historia como sucesión de estadios que, ordenadamente, van pasando uno tras otro.

De la Posmodernidad tuve noticias por los filósofos italianos que en 1983 publicaron un libro “Il pensiero debole”, en el editorial Feltrinelli de Milán. Lo que planteaban era el sentimiento de desconfianza en la razón para explicar el mundo, justificar su existencia y la de quienes vivimos en él. No era un retorno del Existencialismo de los años cuarenta. El problema, para Vattimo, Ferraris y los pensadores incluidos en el volumen, no era contraponer el absurdo a la razón o el sin sentido al sentido. El problema era que la misma razón revelaba su carácter problemático y dudoso.

Planteado a nivel filosófico, esta pérdida de fe en la razón --repárese en lo paradójico de la expresión, dejaba expuesto al mar embravecido de las opiniones y de quienes tienen el poder de imponerlas.

Otra transformación se venía operando en otro ámbito, en apariencia tan sólido, dedicado a establecer períodos y fijar acontecimientos: la historia.

De la vieja recopilación positivista del siglo XIX fijada en la persecución de los hechos como si fuesen realidades per se, dispuestos a la vista del historiador y del público, se pasó a una nueva visión de la historia, imposible de archivar en cómodas etiquetas.

De los Anales de F. Braudel a las microhistorias de Carlo Ginzburg, la diferencia entre el hecho y la interpretación es cada vez más sutil. ¿Quién puede decir qué es uno y cuál es la otra? El que tenga el poder de hacerlo. AMLO en las Matutinas.