Columnas

Hacia una nueva educación superior

El problema, por supuesto, no es solo cupos para las universidades, sino que los estudiantes se matriculen en las carreras para las que tienen vocación y sobre todo encuentren ubicación laboral’.

El gobierno del presidente Guillermo Lasso tiene la necesidad estratégica de transformar completamente la educación superior del país, no por un falso prurito de imponer algo distinto a lo existente sino para dar respuesta a las necesidades de los jóvenes y contar con profesionales formados para el siglo XXI. No es el momento para parches.

Nos rige desde hace catorce años la imposición de un modelo único de universidad, controlador en exceso, ineficiente desde el punto de vista académico y administrativo por la cantidad de requisitos que exige; ajeno, si no contrario, a la diversificación de las instituciones de educación superior que se da a nivel mundial, pero sobre todo de las mismas demandas de los estudiantes que requieren nuevas profesiones y modalidades de estudio, validaciones, homologaciones de materias, uso del tiempo de aula, internacionalización. No es por azar que existan alrededor de 180.000 estudiantes que no encuentran cupo en las universidades públicas, mientras las universidades particulares no pueden contribuir a disminuir eficazmente dicha demanda porque son forzadas a limitarse a un modelo único que las constriñe con reglamentaciones, procedimientos y hasta la exigencia de cupos de estudiantes.

El diseño del actual sistema de reglamentación, control y aprobación de la educación superior genera rigidez que afecta a los actuales procesos de registro, aprobación de carreras tecnológicas y de grado, lo mismo que a los proyectos de posgrado, incluidos los doctorados, tan necesarios en el país en este momento en que el Estado no tiene fondos para becas. Pese a algunos procedimientos adoptados para dar flexibilidad al sistema, este en conjunto resulta ineficiente y caro.

El problema por supuesto, no es solo cupos para las universidades, sino que los estudiantes se matriculen en las carreras para las que tienen vocación y sobre todo encuentren ubicación laboral.

Por estas y otras razones que habrá que ir exponiendo, la transformación del sistema de educación superior es una necesidad estratégica.

Se impone una nueva Ley Orgánica de Educación Superior.