Columnas

No tan Magnus

"...identificar los mejores cursos de acción política, o anticipar los desastres globales como el COVID-19"

El imbatible Magnus Carlsen, campeón mundial de ajedrez durante los últimos años, acaba de perder.

No es tampoco que Magnus sea un veterano, pues tiene 30 años y ha sido gran maestro desde los 13. Se convirtió en campeón del mundo a los 20 años y mantiene el récord de más tiempo invicto en ajedrez clásico de ningún otro campeón mundial.

El encuentro de esta semana, en el que Carlsen perdió su invicto, hubiera marcado su 126 triunfo consecutivo. Pero en su mismo natal Noruega perdió contra el número 15 del mundo, el polaco de 22 años Jan-Krzysztof Duda. Al estilo de alguien que puede comparar su capacidad intelectual con computadoras, se paró del tablero y se juzgó severamente en sus declaraciones a la prensa.

Desde hace unos pocos años inversionistas de distinto corte buscan compaginar la magia del ajedrez con la creciente industria de los juegos online, aunque aún con relativamente bajo éxito. Se exploran formas de hacer el ajedrez rápido un juego más asequible, pero los esfuerzos tampoco han llegado muy lejos.

Claro que el ‘glamour’ de Gambito de dama en Netflix aportó a su divulgación, pero son las investigaciones y los ensayos científicos y los desarrollos informáticos asociados al ajedrez los que merecen la mayor atención.

Que un jugador profesional pueda almacenar en su memoria entre 10.000 y 100.000 posiciones de tablero, o que la supercomputadora de Google especializada en ajedrez haya aprendido en 4 horas, jugando contra ella misma, 1.400 años de historia del juego, son ejemplos de cuán lejos están los ajedrecistas del común de los mortales y de cuánto podemos aprender. ¿No son estas las personas y las capacidades que podrían ayudar a resolver problemas a los que no logramos aproximar de manera científica y sistemática? ¿No podríamos, con esa misma potencia informática, identificar los mejores cursos de acción política, o anticipar los desastres globales como el COVID-19? El ajedrez, más que un juego, es un laboratorio para entender y desafiar la inteligencia humana. Y es bueno que los muchachos les estén ganando a los ya no tan muchachos.