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La concesión del ministro

Avatar del Jaime Rumbea

Es quizá estadísticamente posible, incluso, anticipar si la concesión dará resultado inmediato o no’.

El ministro de Gobierno anunció el jueves una decisión en apariencia unilateral del Gobierno, una concesión a los protestantes, al ofrecerles seguridad para reagruparse en la Casa de la Cultura de Quito. El resto es historia: los protestantes salieron del sitio a protestar con virulencia nunca antes vista. La cuenta de muertos, heridos y afectación a la propiedad se disparó.

Las concesiones unilaterales, en negociación, suelen utilizarse como forma de incrementar la confianza. Cuando aquella escasea, cuando a una parte le interesa algo que la otra tiene y está dispuesta a conceder, unilateralmente, sin que nada se haya requerido y sin pedir nada a cambio, hacerlo tiende a mejorar la confianza entre las partes.

Así que en la teoría la maniobra del ministro no debería considerarse errada. Personalmente pensé que venía con burra amarrada; parece que no, pero regresando a la teoría, la concesión pudo ser de camerino.

Como estas cosas son procesos complejos y no la suma de acciones aisladas, es obvio que luego de una concesión del tipo en cuestión puede pasar cualquier cosa. Es quizá estadísticamente posible, incluso, anticipar si la concesión dará resultado inmediato o no, sin que proseguir con ella deje de ser la estrategia dominante.

Ahora bien, si la incremental virulencia del conflicto al momento en que escribo estas líneas es prueba de que la concesión “falló”, de que no parece haberse incrementado la confianza, la cosa tampoco ha terminado aún.

¿Por qué ni siquiera capitalizó el ministro su concesión reforzando su vocería durante el día, ubicándose al lado de las connotaciones positivas en el imaginario público del conflicto? ¿Por qué no enfatizó que el Gobierno tendió la mano y que no existió reciprocidad? ¿Por qué no, habiendo tomado iniciativa en la dinámica del conflicto en la mañana, la perdió tan rápido?

Finalmente, cuando una parte negociadora decide hacer una concesión que no es retribuida de ninguna forma, e incluso todo lo contrario, es vejada, habiendo este sido un riesgo conocido, debe haber planificado una o dos acciones por adelantado. Veremos.