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Fuego, y no es del Infierno de Dante

Fuego, y no es del Infierno de Dante

"En verdad estamos terminando la década más calurosa registrada en el planeta, donde Australia tuvo 9 de esos 10 años. En nuestra región, en 2019 perdimos alrededor de 500 mil ha de bosques por incendios en Bolivia y Brasil"

Melbourne, Sydney, Brisbane, Camberra, Perth. Australia arde, la región mas afectada es New South Whales; hasta la isla de Tanzania sufre el peor desastre ecológico: 48.262,28 km cuadrados, aproximadamente el tamaño de las provincias de Guayas, Manabí, Santa Elena, Bolívar y Los Ríos, juntas.

Un país que está acostumbrado a los incendios forestales no puede controlarlos, perdiendo hasta ahora infraestructura pública, 2.000 viviendas, 1 billón de especies silvestres y peor aún, 25 vidas humanas. La NASA identificó mas de 60 mil incendios.

La Oficina Australiana de Meteorología identificó el día mas caluroso de Australia, en Tarcoola, con récord de 49 grados Celsius. En las ciudades, la fauna urbana esta agonizando. Un jardinero de Adelaide, ciudad de Australia, contaba al noticiero: “Los pájaros, con los picos abiertos, todos sin aliento, se acurrucaron alrededor de los grifos, tratando de tomar un poco de agua”.

Razones que se esgrimen por los científicos son: la tardanza en el inicio de los monzones en la India, el desequilibrio en la temperatura del mar en el océano Índico y los fuertes vientos que han obstaculizado las lluvias en Australia.

De acuerdo a la Organización Metereológica Mundial, OMM, se han liberado a la atmósfera unas 400 megatoneladas de dióxido de carbono, un gas que contribuye al calentamiento global.

A medida que el país se quema, el gobierno ha sido criticado por negarse a abordar activamente el cambio climático a través de mayores recortes de emisiones. En la última Conferencia de las Partes, COP25, en diciembre, Australia ha prometido reducir sus emisiones, y planea obtener el 90 por ciento del camino utilizando “créditos transferibles” de un tratado climático ya no vigente: el Protocolo de Kioto. Australia afirma que obtuvo esos créditos superando los objetivos establecidos en el Protocolo de Kioto. Dice que solo alrededor del 10 por ciento de su objetivo del Acuerdo de París del 2015, debe lograrse utilizando reducciones de emisiones reales entre 2020 y 2030. La política se ha quedado rezagada ante la realidad.

En verdad estamos terminando la década más calurosa registrada en el planeta, donde Australia tuvo 9 de esos 10 años.

En nuestras región, en 2019 perdimos alrededor de 500 mil hectáreas de bosques por incendios en Bolivia y Brasil.

Entre los bosques y el océano, se absorbe y protege el planeta del carbono emitido a la atmósfera. Y ambos están colapsando, el uno por incendios y deforestación, y el otro con el aumento de acidez en 26 %.

La pregunta es: ¿qué hacemos? Ahora, concretamente: 1) Conservación de los bosques, privados o públicos. A rajatabla. Posibilidad de compensación de emisiones de empresas por servicios ambientales. Un bosque conservado absorbe más carbono que árboles recién sembrados; 2) Control. Ser duros con el cambio de uso de suelo donde hay bosque primario. Ir a la tecnología para conocer dónde hay deforestación. 3) No más impunidad. Cortar cualquier árbol significa acción penal de daños y perjuicios ambientales, más multas.

En la Divina Comedia de Dante, en el Infierno primero estaban los indecisos, los que no dejan huellas. Ecuador puede y debe liderar para el mundo que más allá del crecimiento está la visión de un futuro sostenible.