La punta del ovillo

Piensen que el populismo quiere tanto a los pobres que los multiplica y si se junta con el socialismo fracasado, solo repartirán miseria.
Parece que con la prisión del capo se avizora el fin de una era nada agradable, y peor productiva, de la historia del alegre manejo de los hospitales del país. ¿Quién le entregó la mina de oro?
Hemos visto, gracias a la prensa, grotescos hallazgos de medicinas listas para la venta guardadas en un domicilio. En aquella ocasión se lo detuvo por posesión de un arma, regalada al principio; después se dijo que pertenecía a una persona allegada pero fallecida. Resultado: un grillete electrónico y un grito ridículo de “viva la patria”.
El exfutbolista salió con hatos y garabatos hacia el refugio de la gente con dinero pero lo agarraron fuera de base y se le acabaron las vacaciones. Claro, no regresará y protestará a la distancia. Dirá que eran pruebas para detectar el virus chino, ¡de uso familiar! Con el accidente de la avioneta “robada” empezó la tembladera de la mafia. La captura de agentes supuestos de la DEA editó otro capítulo, todo esto matizado con amenazas y muerte de un testigo “protegido” en la cárcel. Ya dirán que se trató de un “suicidio”. Con esa gente todo es posible. Mientras tanto esperamos que los genios de las finanzas, el uno detenido y el otro por los techos, sean claves para que el ovillo pestilente desaparezca.
La pregunta del millón es: ¿cuándo veremos a los pillos tras las rejas? Si la fiscal general sigue por el camino que inició, debemos estar próximos al fin de esta serie de suspenso y dinero mal habido, aunque, por sus propias expresiones, con la actitud de los jueces venales su trabajo se tornará estéril. Por eso el capo regresó a su casa y la Policía desperdiciará recursos impidiendo que salga hacia Panamá. Ha intentado abrir otro capítulo político en la carrera por llegar a la casa de Gobierno, que de palacio no tiene nada. ¿Acaso por ese remoquete ridículo es que los inquilinos se sienten “reyes” y nos tratan como sus súbditos? Absurdos en pleno siglo XXI.
Pueblo ecuatoriano, no cometa el error que yo cometí creyéndolo víctima de la partidocracia cuando lo defenestraron. Hoy y con creces, ha demostrado que no debe ser presidente del Ecuador. Ya con los dos últimos que montaron a esa jaca malsana del neocomunismo, deberíamos estar curados de espanto. Piensen que el populismo quiere tanto a los pobres que los multiplica y si se junta con el socialismo fracasado, solo repartirán miseria.