En 1962 fui a estudiar a EE. UU. Año atrás, John Kennedy había enviado 10.000 observadores militares a ese país asiático; en abril de 1969 ya eran 543.482. Al ser la primera guerra televisada, los alumnos en las pausas entre clases y al terminar las mismas iban a ver en pantallas de TV las últimas noticias.

EE.UU. entró a la guerra para frenar el comunismo en lo que había sido parte de Indochina, colonia francesa que además incluía Cambodia y Laos. Los franceses fueron derrotados en Dien Bien Fhu. Vietnam se dividió en dos partes. La del Norte comenzó a ser controlada por la Unión Soviética y China, y la del Sur quería ser independiente; esto causó la guerra entre ambas.

Al terminar la guerra en 1975, con la salida de las tropas estadounidenses, sin derrotar al ejército del Norte, Vietnam del Sur y del Norte se unificaron.

Por una guerra tan larga el nivel de pobreza superaba 60 %; el ingreso anual per cápita era circa 30 dólares. En los noventa el gobierno veía cómo China crecía y ellos no. Los líderes políticos visitaron a Den Xiaoping para conocer por qué decenas de millones de chinos se incorporaban a la economía y la respuesta fue capitalismo estatal. Regresaron y entre los cambios que hicieron fue crear la bolsa de valores, y a través de esta comenzaron a privatizar las empresas públicas. Invitaron a la inversión extranjera, entre otros cambios. Desde hace muchos años Microsoft tiene una oficina y centro de difusión en ese país. La economía comenzó a crecer a tasas superiores a 6 % anual.

Comparemos el crecimiento de ese país con el de Ecuador. En 1990 el ingreso por habitante de Vietnam: 130 dólares, el de Ecuador $ 1.095. En el 2000, el de Vietnam: $3.560, el de Ecuador, $ 5.630. En 32 años la economía de Vietnam creció más de 8 veces, mientras que la nuestra ni a duplicarse. La proyección de crecimiento del PIB para 2023-a 2027 es más de 6 % anual, el de Ecuador continuará entre 2 % y 4 %. Vietnam es uno de los mayores exportadores de productos electrónicos del mundo, debido a la estabilidad política, mano de obra barata y muchos acuerdos de comercio. ¿Por qué seguimos a la deriva?