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Gaitán Villavicencio: Opacidad y mediocridad

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No hubo participación de actores afectados

Los 100 días de la Asamblea Nacional nos dejan una gran insatisfacción y dudas por estar en desacuerdo con los breves discursos del presidente y la retórica gubernamental del “nuevo país”, que tanto publicitan. Su comportamiento político e institucional es muy similar al de anteriores asambleas, que el oficialismo destaca siempre como las pésimas administraciones pasadas; solo miran la paja en el ojo ajeno, pero sin observar la viga en el propio. Entre las acciones repudiables podemos señalar: fomentar los ‘camisetazos’ para lograr la mayoría absoluta, sospechosamente inestable; con triquiñuelas, típicas de la viveza criolla, copar el CAL dejando afuera a un verdadero representante de la oposición; y controlar la mayoría de las principales comisiones legislativas permanentes, integrando a los nuevos socios.

Al presidente Olsen le interesa mucho la formalidad legislativa, como la asistencia y puntualidad de los asambleístas a las sesiones plenarias y comisiones; atrasos y faltas son sancionados con multas. Que exista un Código de ética en actualización, que generalmente solo se aplica a los opositores, no en los casos de nepotismo del asambleísta Chamba, que tenía como asesora a la madre de sus hijos; o la jefa del bloque oficial, Valentina Centeno, que tiene licencia ilegal por un año para hacer un posgrado en EE. UU. La agenda legislativa presentada se hizo sin la participación de la bancada opositora, pero de acuerdo a la voluntad del Ejecutivo; y carece de mecanismos de transparencia para hacer su seguimiento.

El presidente Noboa ha asumido la iniciativa de presentación de proyectos de leyes orgánicas con carácter de urgencia económica, que se han concentrado y debatido en la comisión de Desarrollo Económico, donde ADN tiene mayoría. Estos proyectos presentan gravísimos errores de forma (en ortografía, sintaxis y redacción) y de fondo, violan la unidad de materia y cambian más de 37 leyes. Esta situación destaca la preocupante calidad de los asambleístas oficiales, que por cortesanía y temor reverencial no han cuestionado a los abogados y asesores del presidente. La oposición poco aportó, pues le negaron el uso de la palabra en una relación de tres a uno. No hubo participación de actores afectados. (Continuaremos)