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Gaitán Villavicencio: De las marchas a Asamblea Constitucional

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El fuerte enfrentamiento legal con la CC y la eliminación del subsidio al diésel provocó un incremento de la conflictividad

Parece que la exclamación triunfalista del presidente Noboa, “¡Nada nos detiene!” tras la aprobación por la AN de su primera ley de urgencia económica de Solidaridad Nacional, de su debutante segundo periodo, le jugó una pésima pasada. Por el aluvión de denuncias de inconstitucionalidad presentadas por actores políticos y sociales que discriminó, injustificada y torpemente, la comisión de desarrollo económico controlada por el oficialismo. 

Decía Goethe, que “aferrarse al mismo error es de necios” y hasta ahora hay cuatro leyes más aprobadas de la misma forma, con similares fallas de unidad de materia, de forma y contenido. Esta difícil situación en lugar de hacer que el régimen asuma otros procedimientos para aprobación de leyes en la Asamblea, provocó una interminable rabieta en el presidente, que direccionó sus baterías de combate contra la Corte Constitucional (CC), el nuevo enemigo a enfrentar. Noboa, en persona, convocó y encabezó dos marchas en Quito y Guayaquil, en agosto y septiembre respectivamente; pero con el cinismo de un surfista de Olón dijo que las constituyó y financió el pueblo (eran burócratas organizados por ministros y gobernadores). 

En su campaña de agitador no vaciló en el uso de cualquier recurso contra la CC, desde marchas, memes, pancartas, hojas volantes, ataques en medios de comunicación, redes sociales, etc. Fue, y es, el prototipo del nuevo caudillo digital, un líder neopopulista que combinó tecnología, discurso antipolítico y control de las instituciones estatales, a través del desmantelamiento de los contrapesos legales. Ofrece al pueblo desde su lacónico y duro relato, orden y prosperidad.

El fuerte enfrentamiento legal con la CC y la eliminación del subsidio al diésel, exigido por el FMI, provocó un incremento de la conflictividad social por las movilizaciones convocadas por los movimientos sociales, que reprime. Según las encuestadoras la aceptación del Gobierno cayó al 32 %, por lo que conjuntamente con el referéndum, decidió convocar a una asamblea constitucional, como medio de salida a la crisis política que se agrava al no haber soluciones concretas.