Credibilidad electoral y precandidaturas

Lo hasta ahora señalado nos permite estas reflexiones: en este desértico escenario electoral predominan fuertes y exclusivos liderazgos de los fundadores o financistas de partidos y movimientos.
La recesión económica, la crisis fiscal y los impactos de la pandemia del nuevo coronavirus constituyen elementos principales que enmarcan las elecciones de presidente y asambleístas del próximo 7 de febrero; a lo que agregamos como factores coadyuvantes a la pésima gestión del gobierno continuista de Moreno, los crecientes escándalos de corrupción con sanciones aplicables de manera selectiva, la desconfianza colectiva provocada por los erráticos y conflictivos comportamientos del CNE -según New York Times del 2 de septiembre 2020, “con cifras de Latinobarómetro, solo 28 % de los latinoamericanos tenía alguna o mucha confianza en la institución electoral de su país en 2018, una caída de 23 puntos desde 2006”- y el desprestigio y mediocridad de los “sujetos políticos”, entre otros, abonan a la escasa credibilidad electoral y suspicacias por los numerosos precandidatos. Según Expreso de 3 de septiembre, hasta el mediodía de la fecha límite se aceptaron por el CNE 16 precandidaturas presidenciables, que cumplieron con el reglamento de Democracia Interna que señala que el trámite de aceptación es “indelegable” y “personalísimo”, quedando en suspenso la aprobación de la candidatura a vicepresidente del movimiento Centro Democrático, nuevo “vientre de alquiler” del caudillo prófugo. Lo hasta ahora señalado nos permite estas reflexiones: en este desértico escenario electoral predominan fuertes y exclusivos liderazgos de los fundadores o financistas de partidos y movimientos, casos de CREO, PSC, Adelante ecuatoriano adelante, Sociedad Patriótica, Democracia Sí, Concertación, Podemos, Fuerza Ecuador, entre otros. Escasean verdaderas estructuras partidistas, las actuales cuentan con limitadas bases sociales y ausencia de cuadros políticos. Planes y programas improvisados, ambiguos y sin referencias a prácticas políticas reales y cotidianas, que induce a una incapacidad para negociar y concertar entre pares. Hasta ahora solo tenemos acuerdos entre PSC y CREO, por la tendencia de derecha; del PSE y Concertación, por el centroizquierda; y de hecho, el apoyo unilateral de Unión Popular al candidato de Pachakutik.