Francisco Rosales Ramos | IESS, una bomba de tiempo

Los dirigentes políticos están para resolver los problemas fundamentales que afectan a la nación
El año 2007 el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) tenía 10.164 empleados. En 2017 fueron 36.154. En ese período se contrataron 77.249 trabajadores porque los presidentes del directorio cancelaban a varios para contratar los suyos. Ramiro González contrató 25.350 personas en los cinco años en que dirigió el IESS y de allí nació su partido Avanza. Richard Espinosa contrató 25.557 mientras fue presidente y apareció su partido Cambio Generacional. En 2023, último dato disponible, 34.821 personas trabajaban en el IESS y 632 en el Biess. ¿Hace falta mayor muestra del manejo corrupto del instituto?
Agréguense a lo anterior tres decisiones del prófugo de Bélgica: suprimió el aporte del Gobierno del 40 % de las pensiones jubilares, porque “entregar recursos públicos a un ente que tiene superávit de caja es un uso ineficiente del dinero. Ya se le dará hasta el 100 % del valor de las pensiones si fuese necesario”. Atención médica a la cónyuge o pareja y a los hijos menores de edad de los afiliados, sin dotarle de recursos para cubrir esos gastos adicionales. Y tres, no reembolsar al IESS los valores asumidos por el instituto para servicios de salud a los jubilados y a quienes sufren enfermedades catastróficas.
En el gobierno de Lasso se conformó una comisión técnica coordinada por Augusto de la Torre, la cual presentó un amplio análisis de la viabilidad financiera de la jubilación y recomendó acciones específicas para evitar su quiebra.
El documento está empolvándose en las estanterías de la burocracia.
La inacción frente a esta realidad lacerante y la falta de comprensión de la ciudadanía sobre la situación real del fondo de pensiones, la inviabilidad del esquema actual y la necesidad de adoptar cambios urgentes para evitar la suspensión del pago de las pensiones jubilares, con la catástrofe social que ello significaría, no puede dilatarse por más tiempo. Los dirigentes políticos están para resolver los problemas fundamentales que afectan a la nación y no para enfocar sus acciones a su futuro electoral.