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Nadar a contracorriente

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"¿Existe un modelo de una ciudad perfecta? ¿La planificación urbana resuelve todos los problemas?"

¿Existe un modelo de una ciudad perfecta? ¿La planificación urbana resuelve todos los problemas? La respuesta a ambas preguntas es clara: no. Sin embargo, el ideal de una mejor ciudad, pensada para sus habitantes, debe estar presente en la planificación.

¿A qué vienen estas preguntas? Se han generado debates, apoyos y cuestionamientos sobre algunas acciones emprendidas desde la Municipalidad de Guayaquil que responden a una nueva visión de ciudad. La mayoría de ellos se basan en sostener un modelo de ciudad que ya no es viable o en pretender que los proyectos se paralicen hasta que el plan no se encuentre totalmente socializado y concluido.

Ante esto vale la pena hacer algunas reflexiones. En la actualidad más del 80 % de las calles de una ciudad se destinan a los vehículos, los que gran parte de las horas del día están aparcados. Además de que, en general, esos vehículos trasladan no más de dos personas a la vez. En Guayaquil más del 75 % de sus habitantes utiliza el transporte público. Las ciudades han sido diseñadas como una estructura de manzanas rodeadas por vías anchas para los carros y aceras estrechas para los peatones, por lo que el espacio actual es limitado, lo que implica la necesidad de cambiar el modelo vigente de manera que sea hacia los peatones hacia quienes se amplíe el espacio público y no hacia los automóviles. Lo que se plantea no es nuevo. Ya ha sido implementado con éxito en ciudades alrededor del mundo. La crisis mundial actual ha puesto en evidencia un modelo de ciudad caduco e impulsar los cambios hacia una concepción de ciudad más resiliente, humana y equitativa. El urbanista colombo-francés Carlos Moreno, impulsor de la nueva París lo resume claramente: “Es hora de avanzar hacia la planificación de la vida urbana… ofrecer calidad de vida en distancias cortas, la cronotopía, para acceder más fácilmente a las seis funciones sociales urbanas esenciales que son: habitar, trabajar, aprovisionarse, cuidarse, aprender y descansar”. El desconocer esta realidad es anclarse en un pasado fallido y nadar a contracorriente.