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Grandes emprendedores

Avatar del Fernando Cazón

Nada podrá derrumbar la estructura bien organizada que existe en nuestras penitenciarías de nuestro país...’.

Ya es de conocimiento de todos que las cárceles en nuestro país son cualquier cosa menos centros de rehabilitación.

Los presos están divididos en dos grupos, los que pertenecen a las bandas de los duros, los líderes y cabecillas, quienes mandan dentro y fuera de las cárceles y para quienes la vida tras las rejas lo único que les ha quitado es la libertad de caminar libremente por las calles; y están los otros, los desprotegido, que no pertenecen a ningún bando y deben pagar hasta por una colchoneta para dormir.

Y es que en las penitenciarías florecen los emprendimientos. Allí se puede encontrar de todo: drogas, alcohol, servicio de internet, telefonía, alimentos y platos elaborados. Los precios están por los cielos, pero plata hay, y si alguien no cuenta en ese momento con efectivo, puede acceder al trueque o pedirle a un familiar que esté afuera de la cárcel depositar el dinero en la cuenta del dueño del negocio para poder acceder a lo que necesite.

Lo que impresiona realmente es que todo lo que sucede dentro de la cárcel no es tratado ni siquiera como un secreto o un rumor esparcido. Las tiendas de abarrotes existen a vista de todos, así como el servicio de seguridad, que más de uno solicita para mantenerse sano y salvo ahí adentro.

Los inhibidores de señal quedaron en el olvido, porque si dinero hay, se puede hasta pagar por módems para nunca estar desconectado, y al parecer el internet ahí es de buena calidad.

Nada podrá derrumbar la estructura bien organizada que existe en las penitenciarías de nuestro país. Ni policías, ni militares, ni estados de excepción podrían desbaratar tal nivel de organización.

La única solución podría ser el diálogo entre los que gobiernan tras las rejas, que se ganaron el poder a punta de miedo, y nuestros gobernantes, que fueron elegidos en las urnas. Tratar de negociar la armonía, la paz de los que están afuera con los que están adentro.

El negocio de las drogas va a existir por los siglos de los siglos. Un gran logro sería el poder llegar a un punto donde por esta actividad ilícita no paguen justos por pecadores.