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Fausto Ortiz: Malas consejeras

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Que se descarte la reforma que impedirá mejorar el nivel de Reservas Internacionales en el Banco Central

La ira, la soberbia, el orgullo, la envidia, la incertidumbre son todas malas consejeras, al igual que la prisa y la desesperación; esta última es sobre la cual me concentraré hoy al acercarse el fin del primer mes, de los 18 del actual gobierno.

Las señales más claras de desesperación en el gobierno son las que tienen que ver con la forma de enfrentar los problemas de financiamiento del último mes del año y la falta de claridad para señalar qué pretenden hacer para que la seguridad mejore en los siguientes meses, ya que es un problema que afecta a toda la economía y está rompiendo la poca tranquilidad que va quedando para salir adelante entre los que cuentan con un empleo pleno o la pelean a diario para llevar el pan a casa.

La posesión de Milei en Argentina mete presión, las redes sociales lo acercan todo. Escuchamos el discurso del presidente en línea y sus decisiones van surgiendo y generando interés desde el primer día. Va quedando la pregunta de por qué no hacemos lo mismo acá.

Nos quedamos en el diagnóstico y respondimos con una ley que no corrige problemas, por ahí los desplaza con algo de recursos que no alcanzan a atender los más de $5.000 millones que acumularán los atrasos al finalizar el año. Representan la totalidad del déficit fiscal y no es poca cosa. Es una cantidad importante de recursos que no se trasladaron localmente. Son atrasos con la seguridad social, con los municipios, prefecturas y muy poco con la obra pública, porque aún nos preguntamos: ¿cuál?

La desesperación se siente y se la ha logrado transmitir a la Asamblea para que incorpore la posibilidad de canjear “bonos del Estado, certificados de depósito e inversión, títulos y obligaciones contractuales que mantenga del Ministerio de Finanzas y de las entidades financieras públicas, por contratos financieros que unifiquen acreencias por acreedor” en plazos de pago hasta el año 2050. Enorme creatividad. Enorme desesperación que asegurará que la Reserva Internacional no vaya recuperando el nivel que le permita respaldar la totalidad de los recursos que el Banco Central ha recibido como depósitos de sus “cuenta correntistas”.

Un año atrás, en noviembre de 2022, la Reserva Internacional era $ 7.500 millones (M) y el mes pasado se ubicó en $ 5.600M. En diciembre de 2022, la llegada de más de $ 1.600M de crédito de multilaterales permitió ubicarla en $ 8.500M. Ahora en 2023, que la Reserva Internacional supere los $ 5.000M requerirá de varias velas y varios santos.

El 2024 no luce más fácil para conseguir financiamiento que el año actual, ni tampoco con menor déficit fiscal. No tendremos la oportunidad de que la Reserva vuelva a disminuir $ 3.500M en un año. Podríamos agotar los actuales $ 2.500M mantenidos en títulos de alta liquidez y quizás tocará poner un anuncio para vender una parte de los $ 2.200M mantenidos en oro dentro de la Reserva Internacional.

Que la desesperación no sea la consejera, que se descarte la reforma que impedirá mejorar el nivel de Reservas Internacionales en el Banco Central y complicaría el mediano plazo con la falsa expectativa de corregir el corto plazo.

La solución pasa por buscar recursos frescos a partir de ahora para poder atender necesidades y no soluciones contables que no los aportan. ¿Logran ver los cuernos? Por ahí es.