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Misoginia

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Los medios de comunicación están para informar, opinar, entretener, educar; y no para ser caja de resonancia, para despotricar entre risas y alegremente, odio contra las mujeres

Hace algunos meses, el presidente Lasso dio un discurso en la provincia de Imbabura, donde afirmaba que “es esencial desterrar las prácticas machistas que producen violencia a la mujer”. Muchas esperamos que estas expresiones no queden solo en la retórica, sino que se tomen medidas drásticas y urgentes para sancionar, en el ámbito de su competencia, a quienes divulguen en los medios de comunicación discursos o delitos de odio.

¡Las disculpas públicas no bastan! No se puede seguir haciendo en Ecuador apología del delito y seguir campantes como si nada hubiera pasado.

Los infractores deben ser sometidos a lo dispuesto en el Código Penal, donde reza que la persona que cometa actos de violencia psicológica de odio contra una o más personas en razón de su sexo, será sancionada con una pena privativa de libertad de uno a tres años. ¿Qué sanción se impondrá a quienes, de manera pública en medios de comunicación, han tenido expresiones misóginas y discriminatorias?

El mes pasado, la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia rechazó “contundentemente” los comentarios emitidos en contra del presidente de la Conaie en un medio de comunicación, exhortando al medio a aplicar las sanciones respecto de actos de odio, por lo que esperamos que ahora, con similares comentarios en contra de las mujeres, no hagan mutis por el foro.

El problema radica en sentar precedentes al respecto, pues mientras no exista una contundente y ejemplificadora sanción contra los agresores, quienes ven que con unas simples disculpas públicas le pueden ‘sacar el cuerpo’ al delito, estos continuarán con este tipo de actitudes trogloditas y reprochables.

Cuantas más deben ser insultadas, vejadas o incluso asesinadas, para que Ejecutivo y Legislativo actúen con firmeza en el ámbito de sus competencias, para que aquellos misóginos piensen dos veces antes de emitir públicamente sus expresiones de odio.

Los medios de comunicación están para informar, opinar, entretener, educar; y no para ser caja de resonancia, para despotricar entre risas y alegremente, odio contra las mujeres.