Divide y vencerás

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Lo cierto es que para muchos de los políticos prevalecen sus vanidades personales, salvo honrosas excepciones que deponen sus aspiraciones en pro de unir al Ecuador.

La situación política en el Ecuador va de mal en peor. Hasta ahora han salido tres vicepresidentes, dos por procesos legales por actos de corrupción y el tercero por perseguir ambiciones personales.

No hay nada que criticar cuando una persona toma un nuevo camino para cumplir sus objetivos, pero sí señalarlo cuando lo hace dejando de lado el compromiso que tenía ante al país, especialmente cuando atraviesa una de sus peores crisis. Y así, como si nada, tenemos al cuarto vicepresidente, elegido nada más y menos que por partidos políticos antagónicos, unidos con el propósito de impedir que se posesione por el ministerio de la ley quien encabezaba la terna enviada por el presidente a la Asamblea.

Esto nos deja la lección de que cuando el fin conviene a sus intereses, las fuerzas políticas se unen, sin importar la doctrina que profesan; simplemente prevalece el deseo de concretar lo que persiguen, aunque para eso tengan que votar en comunión con sus más acérrimos detractores.

Ahora, lo que no podía faltar, a vísperas de las elecciones, es el alboroto del tablero electoral, con figuras novicias que se sienten presidenciables porque se foguearon a la cabeza de algún cargo público, paseándose y tomándose fotos en situaciones de alto rédito político, utilizando recursos del Estado en beneficio de sus cálculos electorales. Estos tratarán sin duda alguna de convertirse en el “outsider” de la campaña electoral, que usualmente logra el favor de los electores noveleros.

Lo cierto es que para muchos de los políticos prevalecen sus vanidades personales, salvo honrosas excepciones que deponen sus aspiraciones en pro de unir al Ecuador. Esas actitudes egoístas lograrán que las próximas elecciones sean el reflejo de lo que pasó en Pichincha y Quito, donde por la división en el proceso pasado ganó la tendencia correísta.

El “divide y vencerás” de los perversos ha sido común en las últimas elecciones presidenciales, donde todos se unen contra la mejor alternativa, dejando libre el flanco por donde entra sin obstáculos la peor opción para el Ecuador.