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Confinamiento adefesioso

Avatar del Diana Acosta

Si nos van a encerrar, háganlo bien, no a medias, pues con ello en lugar de matar al virus y detener la pandemia, acabarán con nuestra delicada economía y con la población

Estamos mal, no se toman decisiones con firmeza para luchar contra la COVID. Al gobierno saliente le tiembla el pulso para decretar confinamientos definidos científicamente, por el terror que le tiene a los reclamos del sector privado. Conocemos que el impacto económico de un confinamiento es duro para cualquier país y más aún para el nuestro, que tiene una economía frágil, donde buena parte de su población sobrevive con lo que gana día a día. Sin embargo, también sabemos que lo que está en juego es la vida de los ecuatorianos. Después de este adefesio de confinamiento, lo único claro es que no contribuirá a descongestionar los hospitales, ni a evitar el incremento significativo de nuevos contagios. La irresponsabilidad de la ciudadanía primó y al sentir que se trataba de un confinamiento temporal lo tomaron a la ligera, para tener como saldo buen número de detenidos, más de mil alertas de fiestas clandestinas, locales clausurados y cientos de aglomeraciones.

Si la decisión que tomaron fue la de encerrar a la población en las zonas más calientes para la infección, debieron hacerlo bien. Les falta la guía profesional de universidades de primer orden, que entreguen un programa de confinamiento basado en análisis técnicos y profesionales para determinar el número de días necesarios a confinar para reducir la tasa de infección.

Tenemos la alerta de nuevas variantes con mayor poder de contagio y fatalidad. Los hospitales están saturados, sin dar abasto para atender adecuadamente a quienes sufren esta desastrosa enfermedad. Ya es hora de tomar medidas contundentes para frenar la expansión de la plaga.

¿Y las vacunas? Otro cuento que no acaba. Estas llegan a cuentagotas, en medio de fuertes denuncias de irregularidades. Con el ritmo de vacunación que llevan las autoridades, el virus les seguirá ganando la batalla, agravándose a diario con el flagelo de las nuevas cepas.

Si nos van a encerrar, háganlo bien, no a medias, pues con ello en lugar de matar al virus y detener la pandemia, acabarán con nuestra delicada economía y con la población.