Diana Acosta Feldman | Aves de rapiña
No se trata de que los juzgadores sean infalibles, sino de que puedan juzgar sin interferencias
El Consejo de la Judicatura ha anunciado la aprobación de perfiles para jueces especializados en materia constitucional, declarando que “necesitamos jueces capaces de defender los derechos ciudadanos con firmeza, independencia y absoluta integridad”, pero del dicho al hecho hay mucho trecho.
Lo que necesitamos los usuarios del sistema de justicia es su independencia y acciones concretas para garantizarla. Deben comenzar por retirar las garras de ciertas aves de rapiña que presionan a los jueces para que fallen según sus conveniencias, ajenas al derecho.
Las cifras publicadas por Diario EXPRESO son elocuentes: 45 magistrados destituidos entre julio de 2024 y mayo de 2025, encabezando la lista el ‘error inexcusable’. Pero, ¿cuántos de esos ‘errores’ fueron actos de valentía al fallar en derecho contra ‘orden expresa’?
Los usuarios estamos hartos de esa podredumbre y hemos perdido la esperanza porque a través de las denuncias públicas de jueces valientes conocemos de las llamadas, las ‘sugerencias’ y las amenazas veladas que se convierten en destituciones cuando un juez se atreve a fallar en derecho por encima de ciertos intereses particulares.
Necesitamos una justicia independiente, como lo garantiza nuestra Constitución. Lo que anhelamos es que cuando un juez denuncia presiones se investigue al ‘presionador’ y no se destituya, con eufemismos, al juez de acción inquebrantable.
No se trata de que los juzgadores sean infalibles, sino de que puedan juzgar sin interferencias, que fallen conforme a derecho y no conforme a instrucciones.
El sistema de justicia no debe ser el mundo al revés, donde se premia con su permanencia a quienes son dóciles y obedientes a instrucciones externas, mientras se castiga con la destitución a los jueces objetivos que fallan conforme a derecho.
La independencia judicial es la columna vertebral del Estado de derecho y en Ecuador está fracturada. Mientras no haya cambios profundos en los cimientos de la Función Judicial ningún perfil será suficiente. No solo necesitamos jueces “más capacitados”, sino también jueces libres.