Riesgo país (ll)

Esto nos demuestra que el capital no cree en ideologías políticas, en discursos rimbombantes ni mucho menos en buenas intenciones’.
A los factores internos descritos previamente: Asamblea oposicionista, inseguridad jurídica, escaso margen de maniobra político, la agitación de los indígenas en las calles, las infames mesas de negociación donde se tomaron decisiones bajo presión que podrían costar cientos o hasta miles de millones de dólares a los ecuatorianos; se debe agregar el flagelo de la violencia narcodelictiva que desde las mismas cárceles dirige sus operaciones amedrentando al país entero, atacando incluso a la misma Policía en su propia casa, en operativos fríamente orquestados de forma simultánea a lo largo del país. Todo esto da cuenta de un gobierno que pareciera desbordado en sus funciones, incapaz de enfrentar los asuntos de Estado de forma coherente y diligente.
Sumado a aquello, la situación en el sector externo no parece ayudar. El país se ha visto fuertemente golpeado por la guerra de Rusia con Ucrania, con una afectación directa a nuestras exportaciones de camarón, banano, flores, entre otros. A ello se suma la disminución en los precios del petróleo, que afecta negativamente a las arcas fiscales; el fortalecimiento del dólar en los mercados internacionales, lo que nos vuelve menos competitivos con respecto a nuestros vecinos; el incremento en las tasas de interés para las economías emergentes, lo que encarece el acceso a los mercados de capital; la recesión en Europa que incide en un menor consumo global, afectando nuevamente nuestras exportaciones.
Ante este panorama, el riesgo país en Ecuador llegó a ubicarse en los 1.945 puntos a mediados de octubre, para finalmente mantenerse bajo los 1.500 puntos en noviembre. Estos niveles en Latinoamérica son solo comparables con economías como las de Argentina y Venezuela, cuyos índices fluctúan entre 2.824 puntos y 3.7615 puntos respectivamente. Si nos comparamos con nuestros vecinos inmediatos, vemos que Colombia tiene un riesgo país de alrededor de 400 puntos, mientras que en Perú se ubica por debajo de los 200 puntos.
Esto nos demuestra que el capital no cree en ideologías políticas, en discursos rimbombantes ni mucho menos en buenas intenciones. Tanto Argentina y Venezuela como Perú y Colombia tienen gobiernos populistas de izquierda; sin embargo, en los dos primeros las expectativas de que paguen sus deudas son escasas, mientras que en los dos segundos las expectativas de que el país pague sus deudas son altas. En Ecuador, el único país con un gobierno de centroderecha, con buenas intenciones por hacer bien las cosas, aunque con muy poca efectividad, las expectativas de pago de las deudas no son buenas. Ecuador no es un país amigable para recibir inversiones, la carga impositiva es sumamente elevada, las leyes laborales son restrictivas, la estabilidad jurídica es nula, la violencia genera costos ocultos inconmensurables, la tensión social amenaza constantemente con estallidos en las calles. Y el Gobierno no da muestras de poder llevar a cabo un plan coherente que asegure su permanencia, que impida el retorno del nefasto correísmo o el advenimiento de algún otro iluminado que quiera saquear las arcas del Estado
Así, los mercados dudan si Ecuador podrá pagar las deudas que adquiera, especialmente cuando la expectativa de pago de esas deudas dependerá del próximo gobierno, sea cual sea.