Premium

¿En cuánto amaneció el déficit fiscal?

Avatar del Columnista Invitado

Muy poca gente tiene claro que “importaremos” los problemas de nuestros socios comerciales’.

El Fondo Monetario Internacional acaba de presentar su Perspectiva Económica Mundial destacando menores proyecciones para el crecimiento de la economía global para el presente año. Nuestros principales socios comerciales crecerán a un ritmo menor, así, 3,7 % Estados Unidos, 4,4 % China, 2,8 % Área Euro y 2,5 % América Latina. Para Ecuador, el FMI coincide con las estimaciones del BCE y ubica en 2,9 % el crecimiento esperado para este 2022. Destaca el reporte que la guerra de Rusia y Ucrania afectan la economía global y se espera que crezca 3,6 % frente al 4,6 % estimado cuatro meses atrás, y además vendrá acompañado de algunos problemas económicos, como una mayor inflación, en especial en alimentos y energía. El conflicto bélico traerá complicaciones en el comercio mundial que no termina de superar rezagos del COVID y necesitará una más activa política fiscal para evitar que se deteriore más el empleo y pobreza.

La caída económica que tuvimos en 2020, que necesitará el 2023 para recién llegar al nivel del 2018, nos mantuvo en una suerte de menor deseo de productos importados a pesar de tener un elevado saldo favorable de exportaciones petroleras netas. Al final tuvimos los dólares, pero no la demanda de productos importados y ayudó a “controlar” la variación de precios en 2021. Eso podrá no repetirse en el 2022. El año anterior la inflación de Estados Unidos terminó en 4,7 % y se proyecta que llegue a 7,7 % en este 2022. Para Ecuador deberíamos esperar una inflación cercana al 5%.

Cuando manteníamos al sucre como moneda nacional sabíamos que cuando teníamos inflación venía acompañada de devaluación y seríamos cada día más pobres por menor salario real y con cada aumento periódico de servicios básicos o combustibles. Desde el 2000 abandonamos la moneda propia y adoptamos al dólar, cansados de levantarnos cada día pensando a cuánto amaneció el tipo de cambio y especulando a cuánto terminará al final de la tarde. El dólar nos brindó la tranquilidad de poder ver el largo plazo y despreocuparnos si al final del mes nuestro sueldo podrá comprar lo mismo que el mes anterior.

En la actualidad nadie se levanta sobresaltado y se pregunta ¿en cuánto amaneció el déficit fiscal? No tenemos una variable económica que nos mantenga alerta. Los escándalos políticos semanales y los temas de seguridad transitan frente a nosotros sin una cabal idea de cómo se enfrentarán. Es lo más parecido a señales de alerta en nuestra economía dolarizada.

El dólar nos da una gran tranquilidad y por momentos brinda excesiva calma. Muy poca gente tiene claro que “importaremos” los problemas de nuestros socios comerciales. Si en el mundo están preocupados por inflación, comercio internacional, estabilidad financiera y pobreza, esas mismas preocupaciones deberíamos compartirlas y hacer la tarea para enfrentarlas de buena manera, aprovechando el tiempo que tarda en repercutir en la economía local. El dólar es un gran escudo, pero no alcanza a protegernos de todos los males económicos.

Cada día que crece la delincuencia y perdemos la tranquilidad, es una clara señal de que la economía no está avanzando en la dirección correcta, que no se están generando fuentes de empleo para rescatar a aquel joven que está evaluando no comer o emprender en actividades ilícitas que empiezan a sentirse normales en sus zonas de influencia. Hay que ejecutar ese plan económico que permita dinamizar la economía y lograr que crezca mucho más que ese insuficiente 2,9 % de los próximos dos años, que son muy malos para lograr mejorar el empleo y la reducción de la pobreza.