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Jaime Izurieta | De Times Square a la Foch

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La lección es clara: limpiar el desorden, ofrecer limpieza, seguridad, y confianza, y garantizar el respeto a las inversiones

El bullicio, las luces parpadeantes, el flujo incesante de turistas y ejecutivos son escenas comunes en Nueva York. Difícil imaginar que hace apenas 30 años, la ciudad estuvo a punto de caer en bancarrota, tomada por el crimen y la desesperanza.

La tasa de homicidios a inicios de los 90 había escalado a más de 2.200 al año. Las drogas y las pandillas dominaban las calles; viajar por la noche en los vagones grafiteados del metro equivalía a jugarse la vida. La economía estaba golpeada por la recesión, y el gasto público, sobre todo en programas sociales, estaba desbordado

Rudy Giuliani asumió en 1994 ofreciendo mano dura. Su fórmula estaba inspirada en la ‘teoría de las ventanas rotas’, donde la tolerancia cero a pequeñas manifestaciones antisociales marcaron el inicio del renacimiento.

Bajo Giuliani, la Policía implementó un sistema de patrullaje basado en datos en tiempo real. Al mismo tiempo, recortó la burocracia, impulsó reformas al sistema de asistencia social, y atrajo inversión con incentivos fiscales que revivieron el turismo y el sector inmobiliario.

Entre 1994 y 2001, los homicidios cayeron un 70 % El robo callejero se desplomó un 65 %; y las agresiones violentas, un 55 % El PIB de la ciudad creció un 47 %, impulsado por un boom en finanzas y servicios, lo que generó cientos de miles de empleos. Los parques se volvieron a llenar y los pasajeros volvieron a confiar en el Metro.

La implementación de estas políticas tuvo un alto costo. Las acusaciones de autoritarismo, brutalidad policial, y tensiones raciales abundaron. Aun así, el saldo neto fue un modelo que inspiró a urbes, desde Londres hasta Bogotá.

Lo que Giuliani entendió es que las ciudades no se salvan con discursos o subsidios, sino con reglas claras, cero tolerancia a la delincuencia, y el respeto irrestricto por el derecho de propiedad.

En Quito, La Mariscal requiere un modelo similar. Antes epicentro cultural, hoy sufre inseguridad, aceras rotas y comercio informal desbordado. La lección es clara: limpiar el desorden, ofrecer limpieza, seguridad, y confianza, y garantizar el respeto a las inversiones.