Columnas

De la toma de Quito a Carondelet

"Todos estos cuentos, propios de fábulas infantiles, encuentran eco en este 50 % de votantes que parecen estar aún dominados por el pensamiento mágico"

El pueblo ha hablado, la ciudadanía se ha pronunciado en las urnas. Pero, ¿Qué dijeron? ¿Qué lectura se puede hacer de estos resultados? ¿Cómo entender que casi un tercio de la población del Ecuador anhele el regreso del despilfarro, de las obras faraónicas, de la corrupción, del autoritarismo, de la impunidad? ¿Cómo entender que un 20 % de la población vote por salir de la minería y exportar barriles de agua, o que un 10 % de los electores haya atomizado y por ende, botado su voto en 12 candidatos que no suman más que para hacer ruido? ¿Cómo entender que en el 80 % de la población no logre calar un discurso coherente, sensato, junto con un plan económico con visión de futuro?

Quizás la respuesta se encuentra en el concepto del pensamiento mágico. Ese pensamiento que puede estudiarse en las civilizaciones primitivas y que aún ahora puede observarse en los niños en sus primeros años de desarrollo cognitivo, puntualmente entre los 2 y los 7 años. Se esperaría que hacia el séptimo año vaya dando paso al pensamiento concreto y a partir de los 11 años al pensamiento lógico-abstracto (J. Piaget), ese que nos permitiría visualizar lo que pasará en el futuro en función de por quién vote hoy. Sería de esperar que al llegar a la edad permitida para votar, ya la lógica y el pensamiento abstracto dominen nuestras decisiones, pero por alguna razón aún preferimos creer en los cuentos que nos cuentan los candidatos, por más bizarros que estos sean, regalar dinero electrónico, exportar barriles de agua, recuperar el futuro, frase tan pegajosa como escasa de toda lógica.

Aún vivimos esperanzados en que sea el gobierno quien nos resuelva los problemas, regalándonos dinero a costa de quedarse con el vuelto; aún creemos que estaremos mejor eliminando la minería para dar paso a la extracción de oro de los celulares, aún creemos que estaremos mejor exportando barriles de agua en lugar de petróleo. Todos estos cuentos, propios de fábulas infantiles, encuentran eco en este 50 % de votantes que parecen estar aún dominados por el pensamiento mágico y que ahora votan por aquellos que hace poco más de un año se tomaron Quito.