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Productores de vacunas deben redoblar esfuerzos

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Debemos tratar la cobertura de vacunación universal como un bien público global extremadamente necesario, no como un eventual resultado de las fuerzas de mercado’.

El mundo está en un momento crítico de la pandemia. Los países que no han cumplido con la primera ronda de vacunación son extraordinariamente vulnerables a la sumamente infecciosa variante Delta y el semillero de nuevas variantes que podrían propagarse rápidamente en todo el mundo. La Comisión COVID-19 de The Lancet, la cual presido, está trabajando a rajatabla con el sistema de Naciones Unidas para fortalecer la respuesta multilateral. Los gobiernos de países donde se están produciendo vacunas -EE. UU., miembros de la UE, Reino Unido, India, Rusia y China- tienen que cooperar con las autoridades de NN. UU. para garantizar un suministro suficiente de dosis a los países más pobres. Los de altos ingresos hoy tienen más del 50 % de su población totalmente vacunada; en África sigue por debajo del 4%. Todos los países productores de vacunas deben cooperar con el sistema de NN. UU., pues solo este tiene capacidad de coordinar la rápida expansión global de la cobertura de vacunación (COVAX). Los países pobres esperaban que este hiciera las entregas a tiempo, pero no ha podido comprar un volumen suficiente de dosis de vacunas principalmente porque los países de altos ingresos constantemente se han ubicado al frente de la fila y los gobiernos de los países productores han impuesto cuotas de exportación. Los accionistas de las compañías están felices pues los países ricos pagan más por las dosis de lo que pagaría COVAX. Pese a la urgencia global de la pandemia, los bienes públicos que salvan vidas han sido privatizados. La OMS ha fijado objetivos mínimos para la cobertura de vacunación en todos los países -al menos 10% de la población para fines de septiembre de 2021, 40 % para fines de 2021 y 70% para fines de junio de 2022- que el actual sistema de asignación de vacunas no cumplirá. En este momento de gran peligro global, los gobiernos de países productores de vacunas deberían trazar un sendero para alcanzar los objetivos de la OMS en todos los países. Los productores de vacunas deberían cooperar plenamente registrando todas las órdenes (y precios) existentes en sus libros, para que NN. UU. y los gobiernos puedan priorizar a los países desfavorecidos. El sistema de NN. UU., con pleno respaldo de gobiernos y empresas, debería fijar cronogramas de distribución para cada país de bajos ingresos en línea con los objetivos de la OMS. La nueva asignación de derechos especiales de giro de $ 650.000 millones recién aprobada por el FMI debería utilizarse, junto a otros recursos financieros de emergencia, para garantizar que limitaciones de financiamiento de corto plazo no planteen obstáculos para el suministro de vacunas. Los gobiernos de los países productores deberían aceptar, en línea con acuerdos comerciales de larga data en salud pública, condonar derechos de propiedad intelectual y promover el intercambio de tecnología para aumentar la producción global de vacunas. Los gobiernos de todos los países deberían dejar en claro a la población que las vacunas, por sí solas, no son suficientemente efectivas como para eliminar la transmisión comunitaria del coronavirus. Siguen haciendo falta mascarillas, distanciamiento físico, rastreo de contactos y límites en reuniones a puertas cerradas. Debemos tratar la cobertura de vacunación universal como un bien público global extremadamente necesario.