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Claudia Tobar Cordovez | Algunas lecciones del paro

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Fue un paro largo que mantuvo encerradas a miles de personas; ese secuestro es absolutamente repudiable

Este paro nacional definitivamente fue atípico si lo comparamos con la larga historia de paros que tiene el Ecuador. Este paro se concentró principalmente en la zona norte del país, siendo Imbabura la provincia más afectada. Las pérdidas millonarias en turismo, agricultura y ganadería se estiman entre 50 millones de dólares. Sin embargo, hay algunas lecciones que podemos sacar de este suceso.

Ya no existe una sola posición indígena. Este grupo está más dividido que nunca; vemos cada vez más miembros de este grupo de empresarios que toman decisiones pensando en el futuro de sus negocios. Cayambe es el mejor ejemplo, donde cientos de floricultores, agricultores y ganaderos no se sumaron al paro y continuaron sus actividades económicas, actuando con una mentalidad orientada al trabajo y al progreso. También vimos a muchos indígenas indignados por el comportamiento extorsivo de algunos de sus dirigentes, quienes mediante amenazas y “sanciones” los obligaban a sumarse al paro. Estos comportamientos de chantaje no son diferentes de los que tanto tememos del narcotráfico y las mafias, conocidos como “vacunas”.

Otra llamativa lección es la vulnerabilidad de nuestro país ante la posibilidad de paralizarse por la acción de un grupo muy limitado de personas. ¿Cómo es posible que una provincia se paralice por un pequeño grupo de manifestantes? Todas las leyes respaldaban a los militares y a la fuerza pública para abrir las vías, pero una exagerada prudencia frenó la toma de medidas más firmes frente a unos pocos. El país no puede detenerse por un grupo de opositores, y el Estado debe garantizar la seguridad de la mayoría de los ciudadanos, ante todo.

Fue un paro largo que mantuvo encerradas a miles de personas; ese secuestro es absolutamente repudiable. Escuchar sobre ambulancias o helicópteros trasladando pacientes críticos son situaciones que pudieron evitarse. Este paro sí dejó un precedente: el presidente de la República no cedió ante las amenazas, demostrando que hay mejores maneras de llegar al consenso y al diálogo.