Columnas

Un camino complicado

El camino hacia la paz es complicado. Quiera Dios que no sea largo

La guerra y sus horrores continúan su marcha terrible por Ucrania. Pero nada ha logrado detener a la máquina de guerra rusa ni mermar la determinación ucraniana. Mientras tanto, las negociaciones avanzan con timidez. Sin embargo, ningún gobierno medianamente racional puede aceptar una guerra eterna. El trabajo de los negociadores es encontrar términos aceptables lo más pronto posible, pero los que están sobre la mesa son intolerables para las partes.

El gran problema: Rusia pide demasiado. Aunque Zelenski admite que el ingreso a la OTAN es irrealizable, las demandas rusas de neutralidad van más allá. Putin exige que Ucrania se abstenga de entrar a cualquier bloque, lo que probablemente incluye a la UE. Pero fue el deseo ucraniano de acercarse al proyecto europeo lo que hizo estallar el Euromaidán y desencadenó la primera invasión. Un deseo que, lejos de ser imposible, recibió el apoyo mayoritario del Parlamento Europeo.

Para complicar más la situación, Moscú no se detiene ahí. Habla de “desmilitarización”, y aunque recientemente ha bajado el tono en ese punto, eso podría significar un desarme que dejaría a Ucrania indefensa. Sin alianzas defensivas ni un ejército fuerte, Kiev sería prácticamente una ciudad abierta y la democracia ucraniana moriría asfixiada por las imposiciones del Kremlin. Imposiciones en las que sueñan con nostalgia imperial.

A todo esto se suma el problema territorial. Rusia reclama que Ucrania reconozca la anexión de Crimea y la independencia de Donetsk y Lugansk. Una cuestión tan delicada como las otras, pero que puede encontrar una solución en algo parecido al ‘statu quo’ anterior: Ucrania no reconoce estos actos, pero se compromete a pelear solo por las vías diplomáticas. La diferencia debe ser que la guerra en el Dombás termine de manera definitiva, algo bastante difícil.

Incluso si las partes llegan a un acuerdo, sus frentes internos presentan otro obstáculo. Putin jamás aceptará que se debilite su posición en el poder, mientras que Zelenski sabe que los ultraderechistas solo esperan una excusa para destruir la democracia liberal en Ucrania.

El camino hacia la paz es complicado. Quiera Dios que no sea largo.