Ajuste de cuentas

No podemos acostumbrarnos a contar los muertos y, lo que es peor, que esas vidas perdidas se camuflen bajo el indigno rótulo de “ajuste de cuentas” o “se matan entre ellos”.
Hasta julio de este año, 42 niños y adolescentes han sido asesinados. Menores de edad atrapados por la violencia, ignorados por las autoridades y abandonados por un Estado que no logra frenar la ola de violencia que azota la ciudad.
Que es culpa del de siempre, que estamos perdidos por el narco, que es un problema que llevará años resolver, que casi nada se puede hacer… mil respuestas que se escuchan pero que se reducen a cero acción, cero empatía, cero conciencia de que en este país estamos sometidos a una pena de muerte extrajudicial.
No podemos acostumbrarnos a contar los muertos y, lo que es peor, que esas vidas perdidas se camuflen bajo el indigno rótulo de “ajuste de cuentas” o “se matan entre ellos”.
La impunidad no hace más que perpetuar la inseguridad y, en cierto modo, ya nos hemos allanado a eso. Pero no podemos normalizar el asesinato de niños, niñas y adolescentes. No podemos permitir que algunos, incluso periodistas, hayan dicho que si son “de bandas, ellos se lo buscan”, olvidándose no solo de los derechos humanos, sino además de la responsabilidad que conlleva el oficio.
En un país con una desigualdad social extrema, en la ciudad más peligrosa del territorio nacional, sin oportunidades, sin acceso a servicios básicos, hablar con tanta ligereza es doblemente violento.
Se quejan de que el Gobierno vive en la burbuja, pero señalan desde la suya. La violencia que vive Ecuador, sobre todo Guayaquil y Durán, ya no es solo materia de la Policía. Se requiere un plan de acción (que se supone que ya tenían) que vaya más allá de la urgencia.
La desigualdad está estallando en esta generación e impactando en la siguiente. Mientras esto se mantenga, estamos destinados a vivir desprotegidos y con terror.
¿Qué acciones está tomando el Estado o la Secretaría de Derechos Humanos? Ya no hay argumento válido que justifique lo que está pasando, no hay palabras para contar más asesinatos de niños de 6 o de 10 años.
¿Cuánto más debemos esperar para poder vivir y trabajar en paz?