La desinformación mata

Cuando las creencias se utilizan para caotizar, poner en peligro a otros o desinformar, se convierten en un problema social. Engañar, manipular la fe de la gente y sacar de contexto el trabajo de los científicos es un riesgo demasiado alto, en especial para una asambleísta que debería pensar y legislar por encima del dogma que la domina. No es casualidad que Geraldine Weber exhiba un monigote llamándolo como el presidente en una marcha, mal llamada “provida” y que también fue antivacunas, animada por comentarios de sus coidearios, como Amparo Medina. Ambas se han convertido en activistas de la desinformación. En nuestro país ya no se paga con cárcel el aborto por violación. Y desde 1997 no es delito ser homosexual. Si ‘Guillermito’ crece y ama a otro hombre, ninguna marcha podrá mandarlo a prisión. Y si es una ‘Guillermita’ en un país en que se reportan casi 50 violaciones por día, no puede ser obligada a ser madre so pena de cárcel. Está mintiendo a sus seguidores cuando promete retroceder en derechos humanos. Valdría la pena que el PSC aclare si la de Weber es la postura oficial de sus legisladores o si habrá sanción por contravenir las ordenanzas de la Alcaldía de Cynthia, que es del mismo partido.
También es desinformación lo de Amparo Medina. No hay vacunas hechas con fetos abortados o chips. Es más, el Vaticano y la Conferencia Episcopal de Ecuador recomendaron a sus fieles vacunarse. ¿Cómo se puede defender la vida e ignorar la muerte de decenas de miles de personas? Cada ser humano puede tomar decisiones sobre su cuerpo (me sorprende que ese sea el argumento de esta nueva cepa de “antivacunas provida”). Pero existe un deber social que no puede ser ignorado. Para muchos la vacuna no debe ser obligatoria. Creo que se equivocan. No hacerlo sería dejar a la población a merced de la desinformación mortal. Quizá en algunos años aparezcan métodos alternativos pero, hoy, no existe otra forma de que el mundo y el país se reactiven. No quiero dejar de trabajar, socializar o vivir por extremistas que buscan llamar la atención usando la fe de las personas y poniéndolas en peligro con cada payasada que se les ocurre.