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En la segunda vuelta

Avatar del Byron López

La historia dice que en nuestro país quienes sufragan lo hacen en su gran mayoría sin saber por quiénes vota, y por la obligación de portar el certificado de votación para realizar gestiones burocráticas’.

Es innegable que las últimas asambleas nacionales, y en especial la vigente, han sido escenarios en los que poco o nada se ha hecho en beneficio del país. No hay capacidad en sus miembros para comprender que en sus manos se encuentran soluciones de índole legal, imprescindibles para la buena marcha institucional de la República. Esto se debe a varios factores: uno de ellos es que están conformadas por personas elegidas de entre varias listas, que representan a grupos políticos minúsculos, sin bases populares fuertes, lo que hace que su paso sea intrascendente, para que los elegidos no tengan a quién rendir cuentas de sus gestiones, ni recibir directivas que deben provenir de los líderes, quienes a su vez lo hacen como consecuencia de programas o planes de gobierno de los grupos a los que representan. Surge entonces una desvinculación entre elegidos y votantes. La historia dice que en nuestro país quienes sufragan lo hacen en su gran mayoría sin saber por quiénes votan, y por la obligación de portar el certificado de votación para realizar gestiones burocráticas, lo cual es atentatorio para la vigencia de una efectiva y real democracia. Encontramos coherente la actitud del presidente Lasso para someter a consulta popular si las elecciones para designar asambleístas deben llevarse e cabo en segunda vuelta electoral para designar presidente de la República. Esta tiene detractores y partidarios, lo que es bueno para la democracia. Quienes no están de acuerdo con ella dicen que atentaría contra la participación ciudadana y es proclive a negar representatividad en el Parlamento. Con el respeto que merecen, debemos expresar que con el sistema actual vemos que no hay una verdadera representatividad pues se forman grupos minúsculos para lograr mayorías móviles y actuar al son que les toquen, con las consecuencias que conocemos, sentimos y vivimos. En cambio, con elecciones en segunda vuelta presidencial se beneficia a fuerzas políticas mayoritarias, que tienen candidatos presidenciales a los que apoyarían para que haya mayor armonía, antes que la disgregación entre los dos poderes. Así es como actúan países verdaderamente democráticos, logrando favorecer a las grandes mayorías. Este pronunciamiento tiene el respaldo de respetables constitucionalistas.