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Ecuador, ¡levántate!

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Uno de ellos fue en 1941 cuando Perú nos invadió. Guayaquil la Armada Nacional hizo retroceder a la marina de guerra del Perú...

La hora que vivimos es trágica. La naturaleza inclemente no se cansa de atormentarnos con deslizamientos de tierra, inundaciones, lluvias torrenciales, terremotos, ceniza lanzada por los volcanes. Y por otro lado, delincuencia, narcotráfico, inseguridad por doquier que no nos deja vivir en paz. Como si todo esto no fuera poco, instituciones estatales indiferentes a la tragedia y a las que les importa un comino lo que pase, dedicadas a satisfacer apetitos y desfogar odios. Una Función Legislativa desestabilizadora y antropófaga, Una Función Judicial integrada por jueces y fiscales que no cumplen sus obligaciones con independencia y probidad. Un Cpccs que para nada sirve. Un CNE indolente ante el clamor enardecido de voces autorizadas que denunciaron un fraude en las últimas elecciones, pero que nada hizo. ¿Qué toca hacer? A la sociedad, unirse por encima de diferencias vacuas para ir a una concertación nacional encaminada a discutir públicamente soluciones y proyectos que lleven a encontrar el progreso, así como lo hicieron y hacen otros países en momentos graves. Esta concertación exige la participación de la academia, de la iglesia, de los sectores productivos, empresarial, laboral, de las juventudes que entienden la gravedad del momento, para que planteen al Estado reformas, proyectos, aspiraciones coherentes y positivas, no demagógicas ni populistas. Solo así podremos decir Ecuador, levántate antes que sea demasiado tarde y no tengamos que oír el pensamiento de Nietzsche que en su obra Genealogía de la moral, dijo: “Sospecho que la situación va de mal en peor. La sociedad está decayendo hacia un prototipo de persona más cómoda, conformista, indiferente, ignorante, endeble, miedosa y mediocre. Esta es la mayor de las fatalidades”. Por eso, Ecuador, ¡levántate! Recuerda que has escrito páginas de valentía, de arrojo y de amor propio de tus hijos que son motivo de orgullo. Uno de ellos fue en 1941, cuando Perú nos invadió. El Oro fue ocupado por sus fuerzas militares. En el Golfo de Guayaquil la Armada Nacional hizo retroceder a la marina de guerra del Perú, que pretendió invadir nuestra ciudad. Sigamos este ejemplo. No hubo temor de enfrentar la situación con el pensamiento puesto solo en Ecuador. Ecuador, ¡levántate en esta hora aciaga! No te amilanes. El futuro está en tus manos y en tus acciones valientes.