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Estafador y estafado

Avatar del Byron López

"En la estafa, a diferencia del robo y del hurto, el actor no le quita nada a su víctima a la fuerza. Todo se lo entrega voluntariamente porque le cree todo lo que le ha ofrecido cumplir a rajatabla"

El delito de estafa no puede materializarse ni consumarse sin la conducta ilícita de dos personas: el estafador y el estafado, porque es un delito bilateral, ya que el estafador, que según los tratadistas de derecho penal debe ser inteligente y sereno para actuar, se vale de ardides, de engaños, de mentiras, de actuaciones que buscan que el estafado crea en sus ofertas y en sus “mentiras piadosas”, y voluntariamente le entregue lo que el estafador quiere arrebatarle. En la estafa, a diferencia del robo y del hurto el actor no le quita nada a su víctima a la fuerza. Todo se lo entrega voluntariamente porque le cree todo lo que le ha ofrecido cumplir a rajatabla. El estafado cae por ingenuo, por ignorante, por ambicioso o por ser un “enloquecido por el dinero…”. Muy tarde se da cuenta del engaño del que fue objeto, cuando ya no hay remedio para arreglar su situación. Mientras tanto, el “ingenuo estafado” cree que el estafador es un hombre de gran empresa, humanitario, y sale a calles y plazas a defenderlo y a gritar a voz en cuello que no se lo debe perseguir por la justicia porque nada malo ha hecho en contra de sus semejantes. Es lo que está pasando en estos momentos con Don Naza, un policía en servicio activo que se inventó un sistema de engaño que llamó Big Money para embaucar a los ilusos y por qué no decirlo, a los idiotas que le creyeron ser un enviado de Dios para poderles pagar el 90 por ciento de interés semanal sobre el valor que el estafado le entregara. Este sistema delictivo adopta varios nombres, es un crimen organizado piramidal en el que se utilizan valores provenientes, entre otros aspectos, del narcotráfico. Llega un instante en que la pirámide se satura. Y allí arde Troya. Cuando ya es demasiado tarde. Claro que algunos estafados pueden haberse llenado las faltriqueras con dinero sucio, pero la mayoría empieza a gritar “justicia, justicia”, sin acordarse de que se encuentra en esa situación por obra y gracia de su ignorancia, de su ingenuidad o de sus ansias por pasar a ser “millonario”. ¡Hay que ser honestos en la vida!