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Alfonso Albán: Benditas contradicciones

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No quiero caer en el moralismo extremo. Somos seres humanos y podemos cambiar de opinión

Aún no se ciñe la banda presidencial y el próximo huésped de Carondelet empuja parte de sus decisiones en el campo de las contradicciones. Una de las escasas declaraciones contundentes del presidente electo Daniel Noboa fue su posición firme de no cruzar la línea roja de respaldar en la Asamblea Nacional -a través de su bancada legislativa- un juicio político en contra de la fiscal general, Diana Salazar, como es la pretensión del correísmo y del socialcristianismo, aunque estos últimos lo nieguen. Sin embargo, más allá de alejarse de quienes tienen en la mira a quien -con sus errores y virtudes- obtuvo sentencias en contra del líder y otros alfiles del correísmo, se acerca más y más. ¿Cómo entender esto?

Ahora, en la conformación de su gabinete ministerial fue clarísimo al defender su integración con gente nueva y en algunos casos con poca experiencia en el sector público. Pero no solo eso. Esto también dijo en un encuentro con ecuatorianos en España ya como presidente electo: “Uno no puede esperar ser el cambio si anda poniendo ministros reciclados que han estado ya en tres gobiernos (entendiendo que se refiere al de Rafael Correa, Lenín Moreno y Guillermo Lasso)”. Siguiente escena: ratifica en el cargo al ministro de Turismo del gobierno saliente, Niels Olsen. ¿Cómo entender esto?

No quiero caer en el moralismo extremo. Somos seres humanos y podemos cambiar de opinión. Eso está clarísimo. Pero este es un lujo que no se lo puede dar un presidente, sin dar mayores explicaciones a los ciudadanos, sin que se den las circunstancias para entender por qué se dice una cosa y se hace otra totalmente contraria.

Estas benditas contradicciones, aunque parezcan insignificantes para algunos, minan la palabra y la credibilidad de quien los expone. Los ecuatorianos, ahora más que nunca, necesitamos certezas. Necesitamos saber que el capitán del barco no dará un giro de timón abrupto que nos sacuda a todos invocando la unidad, la gobernabilidad o porque simplemente no quiere pelearse con nadie. Certezas, señor presidente. Llene su discurso y declaraciones de certezas. No se mine con contradicciones que solo lo perjudican a usted.