Dos corrientes discordantes

Avatar del Abelardo García

Antes que un alumno que aprende hay que buscar y conseguir un alumno sano.

A medida que avanza el año lectivo de a poco se van definiendo dos corrientes entre los padres de familia: unos que tomarían la opción de volver con sus hijos de inmediato a clases presenciales y otros que sienten temor y preferirían continuar de manera virtual. Corrientes estas encontradas y sobre las que sin duda no hay derrotero claro.

La ruta del año escolar aún es incierta, pues son múltiples los factores de los que depende una resolución: la salud de los niños, la reducción del riesgo, el contagio, en fin; la seguridad sanitaria y ambiental tienen protagonismo pues deberá estar la disposición del Ministerio de Educación subordinada a lo que señalen las autoridades sanitarias y los respectivos COE en sus niveles nacional, provincial y cantonal.

Por supuesto, no es una competencia entre posiciones diferentes sino una resolución a tomarse con criterio y garantías para que niños, educadores y padres puedan, confiablemente, reiniciar de manera presencial el año lectivo.

Los interesados en la vuelta a clases tienen como motivos la fatiga, el hartazgo y sin duda el malestar que en ocasiones conviven en el entorno de la educación virtual. Niños inquietos, niños que se evaden, niños que no siguen consignas desesperan a padres que ya no saben cómo enfrentar la situación, deseando entregar el problema del aprendizaje en manos del especialista: el profesor.

Los que por el contrario prefieren seguir en el modelo virtual tienen sus fundamentos centrados en el temor; les preocupa la salud de los hijos, les inquieta el contagio y solo sienten seguridad en la permanencia del alumno en su casa, en ese ambiente protegido que todos piensan que es el hogar.

No es un juego de albures y por eso cualquier resolución que tome el Ministerio deberá ser sopesada y bien administrada por los COE cantonales, quienes podrán ir dando en su momento las luces verdes o rojas para retomar la clase presencial, pues lo cierto es que sí se debe volver, pero cuando los ambientes sean seguros y los riesgos mínimos.

Antes que un alumno que aprende hay que buscar y conseguir un alumno sano.