¿Y la sanción por la influencia negativa en el conglomerado?

El caso Sobornos, con el que por primera vez en nuestra historia se sanciona a ciertos responsables...

Cuando se produce una hecatombe, las consecuencias destructoras son similares a los robos pequeños y los megaatracos de las bandas de delincuentes porque producen problemas inmediatos y secuelas que son difíciles de resanar. El caso Sobornos, con el que por primera vez en nuestra historia se sanciona a ciertos responsables, es similar de perjudicial porque el embate del perjuicio primero se focaliza en un lugar, en un grupo de personas y de ahí se irradia a mayor cantidad de perjudicados del pueblo. Se ha sentenciado por un tipo de delito que la ley tipifica, como es dilapidar recursos para las emergencias por la pandemia y el terremoto del 2016, permitir contratar obras con sobreprecio, saqueo de dineros del petróleo; pero se está quedando lo intangible, cuyo daño es mayor, relativo a la moral, la ética, buenas costumbres y sus consecuencias; la mala influencia moral y ética cuando el expresidente hablaba en las sabatinas despotricando a medio mundo, dando a entender a menores de edad y a sus cortesanos que así se debe comportar el dirigente político, creando un prototipo macabro. ¿Dónde queda la sanción para esa irresponsabilidad de administrar pésimamente el Estado, la de haber influido negativamente en el conglomerado, sembrando el caos con leyes prodelincuenciales que sus coidearios, de igual calaña e influenciados por él, aprobaron en la Asamblea; la manipulación de textos escolares con consignas del grupo nefasto que ha dejado desolado nuestro querido país.

Se debería investigar la irresponsabilidad de estos malos políticos nombrados en elecciones y a dedo, por servirse de los dineros públicos; deberían investigar los entendidos en materia jurídica y policial para crear leyes donde se tipifique lo intangible, los engaños de preconizar idealismos para saquear; y que sean sancionados debidamente para sentar un precedente y escarmiento de los futuros servidores públicos, para que sepan que los bienes públicos son sagrados.

Arq. Rodolfo López Osorio