Salvar los muebles

Ojalá logren poner en funcionamiento el Metro para que, al menos salven los muebles

Con profunda decepción los ciudadanos de la Capital miramos cómo Quito ha ido perdiendo la luz, castigada por las tres últimas administraciones municipales, incapaces de enfrentar y peor aún resolver los problemas que mantienen sofocada a la ciudad. Uno de los más relevantes es la movilidad, pues todos los días los habitantes soportan el maltrato del ineficiente transporte público y municipal, y los conductores, al amanecer y atardecer, deben permanecer atrapados en sus vehículos en las interminables hileras de autos en los ingresos a la ciudad, que se replican en las calles durante el día.

Hallar medidas efectivas ejecutadas por estas administraciones es inútil, pues lo único que han implementado todas son el pico y placa y los reflujos, medidas insuficientes que solo esconden el problema. Hay demasiadas tareas incompletas, mal hechas, no ejecutadas o inadvertidas: el Metro lleva la delantera, pues según los anuncios funcionará en abril de 2023, acumulando más de dos años de retraso; el teleférico, símbolo del fracaso de la administración anterior; el paso lateral al túnel Guayasamín, contratado sin diseño y sustento legal, desechando la construcción del túnel paralelo al existente, una estructura vial eficaz y segura, de menor afectación ambiental y social; el cruce de la Av. I. Albéniz en la Av. Galo Plaza, otra muestra de los desaciertos municipales, pues se cortó el tráfico en una de las vías con mayor circulación de Quito, sin anticipar el funcionamiento de la estación norte del Metro; operación de la Ruta Viva sin mantenimiento, con un avanzado deterioro de la carpeta asfáltica, que debe ser totalmente reemplazada sin descartar algún probable y costoso daño estructural. Hay opciones no previstas: reconstrucción del intercambiador en el Labrador, con un diseño geométrico, adecuado para el flujo y tamaño de los vehículos actuales; estacionamientos subterráneos en los parques o grandes avenidas y túneles que enlacen la capital con los valles localizados en el sur, centro y norte; soluciones viales seguras de mínima afectación ambiental, que acortan distancias, reducen tiempo de traslado y costos de movilización. Restaurar la movilidad ya no está al alcance de la actual administración municipal. Ojalá logren poner en funcionamiento el Metro para que, al menos salven los muebles.

Alfredo Sánchez Núñez