Radiografía de una sociedad indisciplinada

Al menos el 20 % de los ciudadanos, tanto los de arriba como los de abajo, ha demostrado ser indisciplinado.

La pandemia del coronavirus nos desnudó como un país de funcionarios corruptos, desorganizados y ciudadanos indisciplinados. La corrupción, que según el escritor Pedro Jorge Vera comenzó a fines del siglo XIX con la venta de la bandera por los conservadores, llegó a su apogeo con el correato y sigue muy campante con el gobierno de Moreno, quien prometió una cirugía mayor, pero no ha llegado ni a la menor.

Con las investigaciones de los fiscales acerca de los sobreprecios en las compras de insumos para los hospitales del IESS y los públicos, se cumple la sentencia de Pedro Jorge Vera: “La historia del Ecuador es la historia de un gran atraco contra las masas desposeídas”.

Sacaron del cargo a la ministra de Salud, Catalina Andramuño, pero la inexperiencia continuó. Lo demuestran los cadáveres depositados en las esquinas de las calles o en las afueras de las casas, los cadáveres perdidos que hasta ahora no los encuentran, los muertos “resucitados”, señales de desorganización que han dado asidero a la crítica mundial, que nos ha puesto como ejemplo del mal ejemplo.

Al menos el 20 % de los ciudadanos, tanto los de arriba como los de abajo, ha demostrado ser indisciplinado, pues desacató el toque de queda y las normas de salud que nos protegen de la pandemia.

Moreno no debe seguirse quejando de que recibió un país quebrado en lo económico y moral porque no ha podido sacarnos de la corrupción, desorganización, indisciplina, desempleo, pobreza. Obras son amores y no malas razones ni mediocridad. A pesar de nuestro cuadro de dolor, no debemos bajar la guardia en la prevención de la pandemia.

César Augusto Burgos