Cartas de lectores

Un pronunciamiento oportuno y patriótico

"Un pronunciamiento oportuno y patriótico"

Con ocasión de la conmemoración de los 192 años de la Batalla de Tarqui, el flamante comandante del Ejército, general Washington Buñay, dirigió una alocución a los presentes en la que resaltó los hechos históricos de la dicha batalla, y formuló varias invocaciones para el pueblo ecuatoriano, dadas las circunstancias de los momentos que vivimos. De esas invocaciones quiero resaltar dos por su trascendencia. En la primera se invoca al pueblo ecuatoriano para que el 11 de abril busque consensos para unirse y “derrotar la corrupción”; y la segunda invoca al pueblo ecuatoriano a unirse para tener “ una patria donde sus hijos no mendiguen el pan, ni caminen por las carretera huyendo de la pobreza”. Estas dos invocaciones, a más de oportunas y patrióticas, dicen mucho sobre la predisposición de las Fuerzas Armadas contra la corrupción y el totalitarismo, lo cual no deja de ser un buen aliciente para los ciudadanos que vemos, con impotencia, el desmoronamiento de las instituciones, carcomidas por la corrupción. Sin embargo, considero que no es suficiente que los ecuatorianos nos unamos el 11 de abril para derrotar la corrupción, sino que hay que poner fin a los instrumentos del totalitarismo corrupto con los que nos ha impuesto su orden, tales como la Constitución de Montecristi, que debería ser sustituida por la Constitución de 1998, a la que habría que mejorarla y actualizarla; sustituir el sistema de presidencialismo absoluto, totalitario y corrupto, por un sistema de presidencialismo controlado, en el que los órganos de control sean independientes de las Funciones a las que controla; sustituir el sistema legislativo unicameral por el bicameral: una cámara legislativa y una cámara fiscalizadora; generar mecanismos para la recuperación en el menor tiempo posible del enriquecimiento ilícito.

No obstante tenemos que estar preparados para el caso de que se imponga el totalitarismo corrupto, pues la primera víctima será Fuerzas Armadas, ya que con la voracidad corrupta arrasaran con sus cúpulas hasta conseguir serviles a su antojo que sí habrá. Ojalá pudiéramos consolidar una unidad cívico-militar para consolidar una patria donde primen la justicia, la verdad, la honestidad, el diálogo y el consenso como únicos mecanismos para llegar a la cúspide.

Mauro Terán Cevallos