Una política comprensiva y tolerante se gana el respeto de la ciudadanía

Cualquiera que olvide el pasado o no viva el presente, se perderá también el futuro. Y no será posible volver atrás.

Para ello hace falta rescatar la política, convertida en “exitoso negocio” para nuestra clase política desde hace décadas. Hacen falta líderes conscientes de la solidaridad. Vivimos en el permanente abuso, con uso inadecuado de recursos del Estado, lacerante inseguridad y abominable corrupción; una débil gobernabilidad con un escenario de pobreza que no debería existir, si las autoridades encargadas de administrar los recursos públicos los utilizaran bien. Para el cambio social que anhelamos veamos lo que está o se hizo mal y rectifiquemos. Pensemos en los desequilibrios sociales, la falta de oportunidades de cientos de miles de jóvenes, la terrible crisis económica, social y moral, la falta de medicinas en hospitales y en mejorar la calidad de la educación. Todos debemos contribuir a este cambio, sin lecturas ideológicas, doctrinarias, calculadoras; apuesten por el ser humano. Ábranse a la vida y favorezcan el encuentro. No excluyan. No piensen ser eternos líderes. Salten de la mundanidad hacia otro mundo más digno, sabio y solidario. Es tiempo de fraternizar, tender puentes y avivar conciencias. Hay que sumar fuerzas. Un gobernante no puede gobernar solo para los suyos, ni regir los designios de seres pensantes cada vez más globalizados. Caminamos todos juntos para acrecentar el progreso o el desencuentro nos llevará a la debacle. Cualquiera que olvide el pasado o no viva el presente, se perderá también el futuro. Y no será posible volver atrás.

Ec. Mario Vargas Ochoa