Peculado político
Un nuevo episodio de este drama lo estamos soportando actualmente, con actores muy malos
A lo largo de su historia republicana, Ecuador ha vivido una constante tragedia política-jurídica, cuyo desenlace usualmente han sido los golpes de Estado, promovidos por los políticos y ejecutados por las Fuerzas Armadas. Un nuevo episodio de este drama lo estamos soportando actualmente, con actores muy malos, caracterizados por los asambleístas de la revolución ciudadana, corifeos del expresidente prófugo, al que se han adherido, increíblemente, los socialcristianos, adversarios políticos naturales, algunos militantes indígenas que ya han olvidado el escarnio al que fueron sometidos por el prófugo y varios pescadores políticos autodenominados independientes, que suman 59 legisladores, los que han planteado la destitución del actual mandatario con un libreto repleto de errores, correcciones, omisiones, desconocimiento de las leyes e irrespeto de ellas mismas. Otros protagonistas menos malos son el Gobierno, que pudo manejar con acierto la pandemia y rehacer las finanzas del Ecuador saqueadas y descalabradas por la revolución ciudadana, pero que no ha logrado controlar la inseguridad y compenetrarse con la realidad y necesidades de la población, obteniendo solamente una antipatía generalizada. Hay otros personajes que debían ser de los buenos, pero seis magistrados, amedrentados por los políticos violentos, olvidaron la ponderación y sin mirar los efectos que su decisión podría provocar a la estabilidad del Estado y tranquilidad ciudadana, emitieron un fallo de admisibilidad creando jurisprudencia y dando valor legal al peculado político, una ficción jurídica inventada por los asambleístas acusadores, sin que existan pruebas, acusación, responsabilidad determinada por las entidades de control, investigación, proceso y sentencia, completando su desafortunada providencia con un exhorto en el que tímidamente se limitan a recomendar a los congresistas que cumplan con la ley y procedimientos.
La tragedia se completa con los actores que no participan, la mayoría de los ecuatorianos, que son los que sufrirán las consecuencias de esta disputa de poder promovida por el congreso que, anteriormente con argumentos inverosímiles de dudosa legalidad, derrocó a los presidentes Abdalá Bucaram por incapacidad mental; Rosalía Arteaga por ser mujer; Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez por abandono del cargo, y ahora pretende hacerlo con Guillermo Lasso por peculado político.
Alfredo Sánchez Núñez